Hija del cielo y del infierno (tercera parte de enamorada del diablo)

Huir es la mejor solución

Narra Katia.

- ¿Se supone que esto debe de ser así? - preguntó Tae tras mirar aquel monstruo, quién yacía muerto a nuestros pies.

- No, se supone que aquí debe de haber almas redimiéndose, pero no las hay.

- Si quieren detenernos, esto es lo más adecuado.

- Lo sé, pero nunca pensé que jugarían con las almas de otros. - expresó Jungkook un tanto sorprendido.

- A mi no me sorprende, después de todo si están dispuestos a perder almas, que mejor que las que pecaron.  No os separéis, sobre todo tú, Tae. 

Seguimos adelante por aquel caminando, deseando no encontrarnos con ninguno otro monstruo y de encontrarnos, más nos valía que fuera uno de rango bajo, porque si aquellas almas se habían convertido en aquello, no quería pensar en lo que Nora se había convertido.

- Pareces preocupada. - expresó Tae tras mirarme el rostro.

- No es para menos, Jungkook cuida de Jimin. - pronuncié tras no haberle prestado la suficiente atención, no obstante era consciente que venía detrás de nosotros. 

- A sus órdenes. - en ese momento me sonrió como si no estuviera pasando nada, como si no hubiera peligro y como si pudiera estar tranquila porque él estaba en mi retaguardia, pero la realidad era bien distinta, teníamos a dos inexpertos, aunque sabía que Tae podría defenderse mejor que Jimin, no obstante tal vez me estaba volviendo demasiado protectora con él. 

- Bien, vamos. 

Avanzamos por aquel lugar cuando escuché como algo se movía, alargué mi brazo y detuve el paso de Tae, no obstante, tras levantar mi vista hacia el frente y ver aquella monstruosidad, aquella cosa que ni siquiera podía clasificar, mi cuerpo entró en pánico, estaba segura se trataba de Nora y sin duda, no podíamos enfrentarnos a ella, solo me hizo falta echar un vistazo para ver, que no solo había cambiado y ahora no solo era una monstruosidad, sino que también se alimentaba de los otros monstruos. 

- No podemos enfrentarla, debemos huir. - expresé.