Sentenciada

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Narra Katia

- Hoseok. - suéltame grité desde aquel cuarto. Estaba atrapada, ni siquiera sabía dónde me encontraba pero sin duda estaba en el cielo, de eso no tenía dudas.

Aquellos gritos eran inútiles, no había ninguna contestación a aquellos gritos, palabras o súplicas. Intenté crear un portal, pero no podía, mis poderes habían sido bloqueados en aquella sala.

- Katia. - mi madre había entrado al cuarto rápidamente por lo que la abracé.

- Mamá. ¿Qué significa esto? - no pude evitar preguntárselo al instante, pero por su rostro sabía que no había escapatoria.

- Katia, debes de ser fuerte porque lo que viene ahora no será más que un comienzo.

- ¿De qué estás hablando? ¿No puedo volver? 

- Elegiste el infierno Katia, para ti no había opción. Cuando naciste el cielo te sentenció a él, pero elegiste el infierno, traicionaste al cielo y todo se debe a Tae.

- No, Tae no tiene la culpa de nada. Además el era mi destino real.

- Lo era, pero cuando se convirtió en demonio vuestro lazo se rompió y os convirtió en enemigos. Katia, no sé que pasará ahora y todo esto esta fuera de mi alcance. Quisiera estar en tu lugar pero no puedo. De hecho, no puedo permanecer aquí por mucho más tiempo, debes de ser fiel a ti misma. De esa manera, no importa lo que pase. - en ese momento me abrazó y después se marchó. 

- ¿Qué significa todo esto? - estaba nerviosa, histérica, que era aquello que estaban preparando pero sobre todo, que era aquello que mi madre tanto temía.

- Katia, vamos. - Hoseok abrió la puerta y después me guió hasta un lugar. Mi madre no estaba entre aquellas personas, por lo que pensaba que la habían expulsado de aquel asunto. Miré a aquellos ángeles y después esperé una sentencia, una que no tenía sentido para mi criterio.

- Traicionaste a los tuyos. - pronunció un hombre tras ponerse de pie.

- No lo hice, nunca dije que no sería un ángel, pero la persona que amo ahora es....

- Lo sabemos, él es una llave y como tal debe de eser destruida. Solo otra llave tiene el poder suficiente para matarlo.

- ¿Qué? Yo no mataré a Tae.  - expresé. - No mataré a la persona que amo.

- ¿No? No creo que pienses así cuando veas lo que es capaz de hacer ese muchacho.

- Él no es malo y yo puedo controlar esa sed de almas. - respondí al instante.

- No nos importa su sed de almas. Jimin se encargará de que las almas que devoré sean malvadas, lo que queremos es su destrucción. Alguien como él no debe de estar vivo.

- Me niego, no levantaré ni una sola mano hacia él.

- No era una petición. Era una orden. Llevárosla, esta sentenciada la sala del olvido. -  intenté forcejear y luchar pero en aquel lugar era inútil, no podría librarme de aquel castigo, fuera cual fuera.

Hija del cielo y del infierno (tercera parte de enamorada del diablo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora