El veneno de mi alma

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Narra Katia.

- Debes estar de broma. - en ese momento mi espada impacto contra aquellos dientes que iban directos hacia Jungkook. - Si mueres, jamás te lo perdonaré. 

Abrí un portal y después caí desde arriba, lista para clavarle aquella espada, lista para matarla. Si alguien pensaba arrebatarme a Jungkook, si alguien pensaba que iba a poder matar al rey del infierno sin que yo lo aceptara, estaba equivocado. El gritó de dolor tras clavar mi espada en su cuello, se hizo eco en cada parte del purgatorio.

- Y eso que se suponía que teníamos que ser discretos. - desclavé mi espada llena de su sangre y después volví abrir otro portal, cuando salí de él, pude ver a Jungkook a mi lado, listo para atacar en el mismo lugar que estaba pensando, ambos nos dirigimos hacia allí, y empuñamos la espada contra Nora.

Sabía que no moriría con solo aquello, por lo que tras ver como iba a hacer un movimiento, aparté a Jungkook de allí, eso se iba a poner serio y solo podía hacer una cosa, dejar salir mi verdadera identidad.

- Katia. - gritó Jungkook tras intentar regresar a mí pero ya no había tiempo, debía de envenenarla en la siguiente estacada y por esa razón, sería mi alma la que lo hiciera. Aquella espada que fue mi aliada, se convirtió en medio, en el objeto canalizador. 

Dirigí rápidamente la espada hacia mi cuerpo y la apreté con fuerza contra mí, atravesó mi cuerpo, sin embargo, allí no habría heridas, mi magia, mi parte de ángel estaba haciendo que aquella espada fue una con mi cuerpo. 

Rápidamente saqué la espada y la dirigí hacia Nora, ahora la hoja estaba cubierta por una llama negra, intensa como la noche, pero aquel ataqué no se quedaría solo ahí. Esquivé aquel golpe que pensaba propiciarme, después abrí nuevamente el portal y tras desplegar mis alas blancas, clavé aquella espada en ese monstruo, intentó seguir in pie, pero era tarde, ya estaba muerta.

- ¿Estás bien? - Jungkook llegó rápidamente hacia a mí, cuando levanté mis ojos y me encontré con Tae, estaban sorprendidos, por lo que en aquel momento me di cuenta de que no sabían hasta dónde llegaba el poder de un demonio.

- Estoy bien. - guardé mis alas y después centré mi mirada en él.

- Idiota te dije que te marcharás sin mirar atrás. - parecía enfadado, pero no podía importarme menos.

- ¿De verdad crees que lo haría?  Estabas dispuesto a morir por nosotros, ¿Qué clase de rey del infierno eres? - grité ligeramente. 

- Katia. - pronunció Tae tras acercarse, sabía que quería decir detente, no sigas, pero como no hacerlo cuando estaba a punto de morir, delante de mis ojos y sin luchar. 

Hija del cielo y del infierno (tercera parte de enamorada del diablo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora