Narra Katia
- ¿Un hijo? - no pude más que estayar en risas ante aquello. - ¿No crees que para que este con él, debería sentir algo?
- Katia, puedes mentir a todos, pero no a ti misma. Tú corazón se esta moviendo aunque lo niegues.
- Después de todo estoy viva, pero y si ahora no es él. ¿Y si no lo elijo a él? No recuerdo nada, lo que hace que no me ate a nadie y a la vez, querer atarme.
- No importa si recuerdas o no, porque esta vez, esta vez te juro que te haré decir que me amas. - en aquel momento Tae había entrado allí y por primera vez, sentí que no era el cobarde de siempre, sino parecía que era alguien con agallas.
- ¿Así? ¿Y cómo piensas hacer eso? - pregunté tras dar un paso hacia Jungkook. Mis ojos seguían puestos en él, pero no dude en poner la mi mano en el hombro de Jungkook.
- Pequeña. - al ver lo que pretendía, no dudo en pasar su mano por detrás de mi espalda y después me llevó hasta él. Aunque lo negará, aquel acto me pillo por sorpresa, aquella fuerza, aquella forma varonil que tenía. Desvié mis ojos hacia él, cuando me quedé perpleja ante aquella sonrisa que mostraba en su semblante.
- "Katia. - podía verme en aquella niñez olvidada, estaba allí, en un lugar que ahora mismo no lograba ubicar, pero sabía que no se trataba del infierno.
- Jungkook, ¿Qué hacemos aquí? Papá se va a enfadar.
- Si nadie le dice nada, no tendrá porque enfadarse, ¿Verdad? - posó su dedo índice en mi nariz y después rio ligeramente. - Vamos pequeña, hay algo que quiero mostrarte. - entre lazó mi mano con la suya y después caminamos por aquel lugar.
- ¿Por qué no tienes a nadie? - pregunté rápidamente.
- Vaya, por un segundo me hiciste sentir muy solitario.
- ¿Qué significa eso? - pregunté tras mirarlo detenidamente.
- Nada, pero tienes razón no tengo a nadie. Sé que todos se irían lejos de mí si supieran la verdad. Aunque ahora quiero mostrarte la belleza del mundo. - Cuando paramos en aquel lugar y mis ojos se dirigieron al horizonte, quedé maravillada por aquella belleza, por aquellos árboles de cerezos en flor, pero a la vez, como el viento hacía que aquellos pétalos se convirtieran en nieve y por un segundo, parecía que esa nieve nos estaba abrazando a ambos.
- Al menos puedo verte sonreír antes de marcharme."
En ese momento regresé en mí, mis ojos lo estaban mirando con perplejidad, pensaba irse y no iba a decirme nada, tal vez por eso, aquel recuerdo que había recuperado, se había vuelto valioso.
- ¿A dónde pensabas irte? - pregunté tras mirarlo fijamente.
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Hija del cielo y del infierno (tercera parte de enamorada del diablo)
FanfictionEs la tercera parte de enamorada del diablo. Después de un tiempo de tranquilidad y de paz. La pequeña Katia ha crecido hasta convertirse en una adolescente. Es ahora cuando comienza a expresar su curiosidad por las cosas que hay más allá de su mund...