Cuanto tiempo sin vernos

60 4 0
                                    

Tres años después, día de la liberación de Katia

Narra Tae

Había pasado desde que nos habían separado y tres años desde que había decidido convertirme en un verdadero demonio. Aquel tiempo en que era un humano que soñaba con ser un demonio para gustar a la persona que amaba, se había terminado. Ahora era alguien fuerte, independiente, alguien capaz de convertirme en el siguiente rey del infierno, pero sabía que aquella silla no estaba destinada a mí, y tal vez tampoco a Katia. 

No sabía nada sobre los planes de Jungkook, nunca hablaba de eso, pero de lo que si que hablaba era de que debía de ser mejor, hasta que un día dejó de hacerlo.

- Tae. - Jimin interrumpió en mi cuarto y caminó hacia a mí con un hombre atrás de él.

- Gracias, ya me estaba muriendo de hambre. - pronuncié tras levantarme y devorar su alma. 

Cada pequeña gota me hacia ver cada uno de sus pecados, tal vez por eso no me sentía culpable. En cuanto a Jimin, la desaparición de Katia nos aproximo, bueno eso y la orden de Suga de ayudarme con las almas.

- Aún no me acostumbro a verte haciendo eso.

- Pues deberás hacerlo, porque tendré que alimentarme por el resto de mi vida. 

- ¿Hoy no...?

- No lo sé, he esperado esa noticia durante más de tres años. Hoy, mañana, solo sé que un día llegará aquí, pero no sé cuando. 

- Tal vez, es deseo se haga realidad. - pronunció Jungkook tras entrar al cuarto. - ¿Qué pasa Jimin? ¿Te está comenzando a molar el infierno? - sonrió ligeramente y después llegó hasta a mí.

- Tu día de brillar a llegado. Cuidado, que tu querida amada ahora viene con nuevos trucos y con unas ganas de matarte que bueno... ya quisieras que fueran para cosas pervertidas. 

- ¿Por qué estás de buen humor? Deberías de estar enfadado.

- ¿Enfadado? Todo lo contrario, siempre pensaron que si ella toma la mano del infierno se convertiría en el peor demonio de todos, porque yo la creería, pero ellas crearon al demonio perfecto, no yo. Así que voy a disfrutar del espectáculo. Intenta que no te mate demasiado rápido. 

Salió del cuarto y después se marchó de allí. Sin pensarlo mucho, le seguí hasta el jardín, podía ver como estaba más emocionado que yo por ver a Katia, porque la verdad no estaba emocionado, sentía miedo porque sabía que no me reconocería y que intentaría matarme. Ahora era su enemigo y mi cabeza valía un precio demasiado alto. Se apoyó contra un árbol, por lo que me escondí esperando que fuera el momento indicado.

Antes de que pudiera darme cuenta, un portal se había vierto y tras ella, había llegado una mujer, aquella niña o adolescente que albergaba en mis recuerdos, ya no estaba. Había crecido a una adulta y se había convertido en una completa belleza, pero sabía que esa belleza sería terna, porque al igual que mi tiempo, el suyo también se había tenido.

- Bienvenida. -  en ese momento miró a Jungkook.  - Cuanto tiempo sin vernos, pequeña.

- Jungkook. ¿Espera por qué te conozco? No importa eres un demonio. - después de aquellas palabras, fue hacia él. Saqué mi arma y choqué mi espada contra la suya, era fuerte, más de lo que nunca me hubiera podido imaginar pero me las ingenié para echarla hacia atrás.

- Debí saber que estaría como un perro detrás de su dueño. Ahora lo que no entiendo, es como tú sigues vivo. - miró a Jungkook nuevamente y después pensó ligeramente.

- Verás, pequeña. No todo cuento tiene una sola versión. Más bien diría que tiene dos.

- Bien, porque no me la cuentas, una vez que mi espada atraviese tu corazón.

Hija del cielo y del infierno (tercera parte de enamorada del diablo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora