El castigo del ángel

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Narra Jungkook

Agarré su cuerpo rápidamente y abrí aquel portal hacia la tierra, no podía dejar que muriera, no podía perderla. 

- Katia, estarás bien. Te lo prometo. - en ese momento dejé su cuerpo en la cama de su cuarto y después acaricié su rostro con gentileza, por un segundo olvidé el papel que debía de hacer y el hecho de que no debía de meterme entre ella y Taehyung, porque el destino ya estaba escrito y había decido que ellos debían de permanecer juntos. 

- ¿Qué es lo que está pasando? - preguntó Tae inquieto al ver el rostro de su amada lleno de sangre. 

- Salgamos de aquí, es mejor que descanse. - salí del cuarto y caminé hacia fuera de la casa. 

Hacía demasiado tiempo que no iba al mundo humano, por lo que por un segundo me quedé maravillado por aquella hermosura, aquella luz, aquella naturaleza, todo lo que siempre había amado del mundo humano, ahora estaba al alcance de mis ojos. 

- Jungkook, ¿Qué es lo que pasa?

- Sabían que nos escogería, que decidiría creernos pese a no recordar. Debimos haber dejado que regresara al cielo. - miré aquel cielo y por un segundo maldije la existencia de los ángeles. 

- No entiendo tus palabras.

- La hicieron algo, algo que no se practicaba desde casi el comienzo de la creación. Es un castigo para los ángeles.

- ¿En que cosiste ese castigo? y ¿Por qué lo hicieron?

- El porque estaba claro, tomaron una decisión, decidieron que era mejor matarla porque es una amenaza para ellos, pero aunque sabíamos eso, jamás pensé en que no se ensuciarían las manos, están dejando que su propio cuerpo la mate.

- ¿Qué? Eso es una locura.

- No lo es, los ángeles necesitamos de algo llamado gracia para poder vivir, es verdad que nacemos con ello, pero cuando un ángel baja a la tierra esa gracia se deteriora y si pasa mucho tiempo, milenios, se vuelve humano, pero en el caso de Katia, hay algo más.

- ¿Qué más? - preguntó nuevamente.

- La están castigando por escoger el infierno, así que cada minuto que pasaba con nosotros era un minuto menos que le quedaba de vida. Katia puede vivir en el cielo o en el infierno porque proviene de ellos, pero si un ángel vive en el infierno, la gracia durará unos meses, o puede que menos. 

- ¿Ya no es un demonio?

- Restringieron esa parte de ella, sin que ella lo supiera y a su vez al salvarte parte de su alma y su gracia fue a parar a ti. 

- Casi la mato. - expresó preocupado.

- No lo sabíamos, pero ahora debemos de hacer que ese castigo sea removido, porque sino su propio cuerpo la destruirá y se volverá humana, pero a diferencia del resto de los ángeles, ella morirá. 

- Con más razón hay que ir allí arriba.

- Sí, pero antes esperemos a que despierte. Aquí estará estable, la tierra es un lugar neutro entre nuestros mundos. 

No podía decir nada más, ni siquiera consolarle porque estaba peor que él, estaba cabreado, por lo que esa vez iría al purgatorio y atravesaría aquel lugar junto a ellos. No pensaba dejarla sola, por lo que regresaría al lugar en el que permanecí milenios y donde pensé que estaba a punto de desaparecer. 

Hija del cielo y del infierno (tercera parte de enamorada del diablo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora