¿Por qué soy tu último deseo?

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Narra Katia

Había regresado en mis sentidos, estaba tumbada en una cama. Miré a mi alrededor y después me levanté rápidamente. 

- Por un segundo me pareció ver a mi madre. - expresé tras llevar mi mano a mi cabeza. - Eso no puede ser real. - quería llamar a Hoseok, pero no podía. No podía contactarlo en el infierno, pero tenía tantas preguntas que se amontonaban. 

- ¿Ya despertaste? - en ese momento vi a Jimin ahí de pie con una sonrisa.

- ¿Por qué estás del lado de los demonios? - me levanté rápidamente y lo arrinconé contra la pared.

- Katia, recuerda.  Esta no eres tú. - expresó tras mirarme fijamente.

- ¿Qué sabrás tú de mí? - pregunté tras soltarlo.

- Dime, ¿Qué sentiste cuando viste a Tae? - en ese momento mis ojos se giraron hacia la persona que estaba hablando. 

- Jungkook. - pronuncié mientras que lo observaba. Aunque no venía solo, una mujer y otro hombre estaba a su lado y parecían pareja.

- Siento que esto te haya pasado a ti. - expresó aquella mujer, se parecía tanto a un ángel que retrocedí.

- ¿Por qué mierda estáis todos mezclados? Ángeles y demonios.... ¿Qué abominación es esa? - en ese momento solo quería huir. Corrí fuera de aquel cuarto y los dejé atrás. No podía, no podía ver como todos ellos estaban juntos, como estaban desobedeciendo las órdenes de arriba. No podía  y me negaba a creerlo. 

- Katia. - un susurró llegó hasta a mí, por lo que rápidamente me paré en seco. Llevé mis ojos hacia aquella puerta y después me decidí a entrar. Saqué mi arma, y comencé a caminar hacia allí. Cuando vi que la persona que estaba frente a mis ojos era Taehyung. Parecía tan indefenso que por un segundo bajé el arma y después me acerqué.

- Katia. - su boca pronunció mi nombre, como si fuera su última plegaria. 

- No voy caer en vuestras trampas. - fui a marcharme cuando agarró mi mano. - Qué ha sido eso. - pronuncié tras ver aquel recuerdo. Sabía que no podía estar manipulando mi mente, su cuerpo y su vida estaban a punto de apagarse para siempre. Me acerqué nuevamente y toqué su frente. Su mente estaba en un recuerdo feliz, pero mi pregunta era... ¿Por qué yo estaba allí?

Mente de Tae

- Katia. - su mano tocaba mi rostro con gentileza. - No puedo creer que estés aquí. Qué me hayas elegido.

- ¿Por qué no lo haría? - mi boca se movía sin que yo quisiera, pero en ese momento tras ver su sonrisa mi piel se erizó.

- Siempre deseé ser esto, poder quedarme a tu lado y como humano jamás hubiera podido. Además, pensé que escogerías a Jimin.

- Es cierto que en un principio Jimin hizo que mi corazón temblará, pero solo tenía que entender mi corazón para saber que la persona a la que amaba eras tú. Tae, te amo. 

Fin

Salí de su mente  y me separé rápidamente de él. En ese momento sentí como mi cuerpo se volvía ligeramente pesado. ¿Por qué le habrían concedido esa despedida? ¿Por qué era yo la persona que estaba en su mente?

- Tú eres su sueño. - en ese momento vi a una mujer hacerse pasó entre la oscuridad del cuarto.

- Mamá. 

Hija del cielo y del infierno (tercera parte de enamorada del diablo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora