El fuego de su interior

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Narra Jimin

Aquella noche había pasado y aunque parecía una broma, un mal sueño del que despertar, debía de admitir que todo tenía sentido. Aún recordaba aquel pasado en el que mi abuela vivía conmigo y me contaba historias fantásticas, las cuales nunca llegué a creer, pero ahora esas historias se convirtieron en mi realidad.

Salí de la casa y después me dirigí hacia el colegio. Mis amigos, no estaban cerca por lo que por un segundo sentí que era un poco solitario. No obstante, aún seguía pensando en un montón de cosas y a la vez pensando en como reaccioné ante Katia. 

Entré en la clase y después me senté en mi asiento, por un segundo un aire frío recorrió mi cuerpo, por lo que mi vista fue hacia aquella ventana, hacia aquel árbol meneando sus ramas y sus hojas a causa del viento. Así era yo, era el árbol que movía sus ramas a causa de los demonios. La clase comenzó a llenarse por lo que llevé mi mirada hacia la puerta de la clase.

En ese momento Katia entró. Sus movimientos eran tímidos e inseguros, pero su rostro se veía alegre, parecía que tenía una aura especial. De hecho, podía el color de su alma, brillaba con intensidad, aunque podía ver como no tenía solo un color sino que había dos claramente diferenciados y juntos parecían el fuego. Aquella fuerza, era increíble, era alucinante. Me miró por lo que la miré fijamente, sin duda también era hermosa. Se acercó a su asiento, se sentó en él, por lo que levanté mi mano y toqué su espalda

- Esto... siento mi reacción de ayer. ¿Podemos hablar después de clases? - preguntó tras girarse hacia mi asiento.

- Chicos, antes de que empecemos, tengo que presentarlos a un nuevo alumno. -  aquel profesor nos había interrumpido, sin embargo no iba a dejarlo así, iba a disculparme apropiadamente con ella.

En ese momento entró aquel chico, Tae. Sin duda era toda una sorpresa, pero sobre todo me hizo recordar como Katia le había defendido en aquella casa, como se había marchado a hablar con él antes de que supiera toda la verdad y en ese momento tenía dos preguntas. La primera era ¿Cómo es qué él aceptó lo que ellos eran?  y la segunda era ¿Por qué estaba tan molesto de verlos juntos?

- Me llamo Tae, espero que nos podamos llevar bien. - 

Las chicas comenzaron a suspirar por él. sin embargo, él se mostraba indiferente o más bien estaba pendiente de Katia. La miraba fijamente como si no hubiera nadie más allí dentro. Se sentó a su lado y ambos comenzaron a cuchichear, pero no pude seguirlos el ritmo de aquellas conversaciones, tal vez porque nombraban a personas que desconocía.

- ¿Podemos hablar ahora? - pregunté tras terminar la clase y mirar a Katia.

- Vale. - se levantó por lo que Tae también hizo lo mismo.

- Solo quiero hablar con ella. - expresó tras mirarme.

- ¿Crees que la dejaré a solas contigo? - pronunció molesto.

- Tae, volveré enseguida además los demás están viendo. - como si fuera un cachorro obediente se volvió a sentar, aunque no dudo en torcer su boca a modo de molestia.

Hija del cielo y del infierno (tercera parte de enamorada del diablo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora