Cumple tu cometido

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Narra Jimin

- Y tú. ¿Qué es lo que piensas de este lugar? - aquella preguntaba remontaba a mi pasado, cuando era apenas un niño y revivir todo aquello me hacía preguntarme si realmente estaba dónde quería estar.

- Supongo que me gusta.- era la única respuesta que podía darla en ese momento. 

- Entonces, supongo que ambos estamos viviendo dónde queremos estar. - apartó la vista de mí y después la llevó hacia el exterior.

¿Acaso estaba diciendo la verdad? o tal vez lo estaba enmascarando con otra cosa, al igual que estaba haciendo yo.

- Hola. - interrumpió la enfermera tras abrir la puerta y mirarnos a ambos. - ¿Qué es lo que hacéis aquí?

- Jimin, se encontraba un poco mal por lo que vine a acompañarlo, pero ya que estás aquí, le dejaré bajo tu cuidado. - era la primera vez que pronunciaba mi nombre, de hecho me preguntaba como había sabido que me llamaba de aquella forma. No obstante, no iba a negar que mi nombre sonaba bien pronunciado por sus labios.

- Gracias. - pronunció la enfermera escuetamente. Después de aquello Katia desapareció de allí.

- ¿Y a ti que te pasa? - preguntó tras acercarse.

- Nada en realidad, pero antes me pareció ver algo. - pronuncié con inseguridad.

- ¿Tienes mareos también? Jimin, tienes que alimentarte bien, come algo antes de irte y descansa.

No era nada de aquello, me sentía bien. Sin embargo, cuando fui a decir lo que había visto supe que nadie me creería, incluso ella misma me lo había desmentido, así que como iba a creerme alguien más. Cerré mis ojos y dejé que aquella cama se llevará todos mis pensamientos o al menos eso era lo que deseaba que hiciera.

- Jimin. Cumple tu cometido - me levanté de golpe ante aquellas palabras y comencé a mirar a mi alrededor, pero de nuevo estaba solo. 

Caminé hacia la salida de la enfermería y después miré por los pasillos, sin embargo aún estaban vacíos, lo que significaba que aún estaban en clases. Caminé hacia mi clase y después, toqué la puerta, al ver al profesor de historia supe que me había saltado dos clases, sin embargo en aquel momento no me importaba, aún tenía aquella voz y aquellas palabras en mi mente.

- ¿Te encuentras mejor? Te ves un poco pálido. - pronunció el profesor tras mirarme por un segundo.

- Sí, estoy bien. - miré hacia mi asiento y vi que Katia estaba delante de mí. Me senté en mi pupitre cuando dejó caer una nota en mi mesa. La abrí rápidamente y la leí: "Seguro que te encuentras bien"

- Sí, gracias por preocuparte. - era lo único que podía decir en aquel momento, ya que realmente no sabía si me encontraba bien o no.

Hija del cielo y del infierno (tercera parte de enamorada del diablo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora