Regresa a casa

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Narra Tn

Había llegado el momento de que interviniera. Mi hija, mi preciada hija, había sido manipulada y ahora estaba a punto de acabar con la persona que más amaba. No podía ver aquello, no podía dejar que pensara que yo estaba muerta. 

Caminé al cuarto en el que estaba acostada cuando vi que salía corriendo. Por un segundo intervine e hice que entrará al cuarto de Tae, él no paraba de llamarla, de estar en ese sueño que habíamos creado, para que sus últimos momentos fueran felices, para que se marchará con una sonrisa y escuchando las palabras que siempre quiso escuchar... Te amo

Podía ver como estaba confundida como estaba comenzando a sospechar, a preguntarse cosas, como estaba comenzando a cuestionarse todo lo que le habían metido en su cabeza. Caminé hacia ella y después esperé a su reacción.

- Mamá. - expresó tras tenerme en frente de sus ojos. Esos ojos no tardaron en llenarse de lágrimas. Se deshizo de Tae y después vino a abrazarme.

- Hola, mi dulce niña. - en ese momento la contuve entre mis brazos. 

- Tú... Tú estabas muerta.

- Nunca he estado muerta, pero no tenemos tiempo para hablar sobre esto ahora. Quiero que lo cures.

- ¿Qué? No. Claro que no, él es el enemigo.

- Katia, ¿De verdad piensas así? Míralo. Tú eres su último deseo. - en ese momento lo miró y lo observó ligeramente.

- No, tú no eres mi madre. Tú eres una invención del infierno. Escuché hablar de ello.

- Katia, tú perteneces al infierno. Tú eres hija de un ángel y de un demonio, eres una llave. Eres como él. - en ese momento elevé ligeramente la voz.

- Entonces por qué me dejaste sola. - gritó al instante.

- Ellos lo armaron todo y mi entrada al cielo estaba cerrada. Así que tuve que quedarme en el infierno. Sé que no recuerdas a nadie, sé que yo para ti morí y mi asesinó fue tu padre, pero hay algo que no hicieron bien... 

- Jungkook. - en ese momento vi como pensó en él.

- ¿Alguien me ha llamado? - preguntó tras entrar al cuarto. - Vaya, el pobre está cada vez peor. Le doy una hora a lo sumo. - aquella crueldad era necesaria para su despertar.

- Jungkook, Cállate. Deja de ser cruel, aunque sea solo por un momento. - aquella contestación cotidiana, aquel te recuerdo era lo que necesitábamos para que se preguntará que es real y que no.

- ¿Por qué? Si él no te importa en absoluto. - fue hacia atrás de ella y sin pensarlo la sopló mientras que tocaba su cabeza con suavidad.

- No vuelvas a ponerme una mano encima. - había sacado su arma y lo había arrinconado contra la pared. En ese momento aquella acción se solapó con un recuerdo por lo qué retrocedió. 

- Pequeña, regresa a casa. - pronunció con una sonrisa mientras que tocaba con sus dedos el filo de la espada.

- ¿Pequeña? - aquella palabras odiada en el pasado, ahora se había convertido en un vínculo entre ambos.

- Eras tú. Aquella persona que no me dejó sola... ¿Eras tú? 

- Me gustaría llevarme el merito de eso, pero no fui yo. Tú te protegiste a ti misma enlazándote al único recuerdo y a la única persona que no pudieron arrebatarte, porque para ellos yo estaba muerto y no puedes eliminar a una persona muerta. 

En ese momento alejó la espada y después miró a Tae por un segundo. -

- ¿Es verdad que lo amaba? - preguntó tras observarlo. Ahí fue cuando me di cuenta que el vinculo entre ellos se había fortalecido. 

Hija del cielo y del infierno (tercera parte de enamorada del diablo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora