El día que te conocí

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Narra Tae

- Veo que no vas a desistir de esta locura. -  expresé tras aparecer detrás de ella y mirar a ese chico que tanto se estaba acercando a Katia.

- No hay nada que me haga cambiar de idea. - pronunció tras girarse hacia a mí y mirarme con aquellos ojos grandes, sin duda con solo esa mirada podía saber que estaba determinada a permanecer en aquel lugar.

- Y ahora menos, ¿No? - pregunté un tanto molesto.

- No sé a que te refieres. - desde luego que lo sabía y no iba a quedarme atrás, iba hacer que reconociera aquello.

- Espero que no te enamores de ese humano. ¿Le has visto? ¿Cómo podría compararse con alguien como tú?

- Tae, ¿Por qué los desprecias tanto? - aquella pregunta resonó en mi cabeza por más de un segundo, aunque para saber aquella respuesta solo tenía que mirar hacia el pasado por un segundo. 

Justo antes de ser demonio, justo antes de ser quién soy, mi secreto, mi vida como humano, era mediocre, y recordar como mis padres me abandonaron sin duda no era algo que quisiera recordar, aquella raza que era la mía, me había dado la espalda. Solo los demonios tomaron mi mano.

Comienzo del Flashback 

Estaba vagando por aquellas calles, el frío me estaba congelando y no tenía nada más que comer, mi última comida se había gastado hacia unas horas. Mi estómago rugía con fiereza y mi conciencia estaba a punto de desvanecerse, no solo por el hambre, sino por el frío y por el cansancio. Me dejé vencer, me arrodillé ante la muerte y esperé a que ella extendiera su mano hacia a mí. 

- Pequeño. - era la voz de una mujer. Su voz se escuchaba cálido, algo que jamás había oído por parte de mi madre biológica. Aquella voz logró que las lágrimas que se habían secado y me había retenido volvieran aflorar en mi pálido rostro.

- Elda, ¿Qué ocurre? - un hombre iba con ella. Ni siquiera tenía fuerzas para levantarme y mirarlos, pero sabía que no quería morir ahí. Si esa era mi oportunidad, iba a tomarla. Levanté ligeramente mi mano hacia ellos, cuando Elda tomó mi mano.

- Estás helado. - pronunció tras levantarme y llevarme hasta ella. El calor que emanaba de su cuerpo me hizo sentirme aliviado y a la vez seguro, cerré mis ojos y decidí confiar en ella.

- Su rostro se ve un poco pálido. - escuché ligeramente. Abrí mis ojos cuando vi a una niña más o menos de mi edad prácticamente encima de mí.

- ¿Quién eres? - pregunté tras intentar levantarme.

- Me asustaste. - pronunció tras irse hacia atrás, pensé que se había caído de la cama cuando desapareció. Me asomé hacia ese lado de la cama, cuando vi que allí no había nadie. 

- ¿Dónde se ha metido? - estaba atónito ante aquello.

- La tía Elda, dice que necesitas reposo. - giré mi cabeza hacia la parte baja de la cama, cuando la vi sentada allí con una sonrisa.

- ¿Cómo has hecho eso? - pregunté atónito.

- ¿Tú no puedes? - preguntó tras ladear la cabeza como si no entendiera porque le estaba pregutnando aquello.

- No, claro que no puedo. - respondí al instante.

- El tío Namjoon me dijo que no te molestara, pero quería conocerte. Me llamo Katia. - pronunció tras estirar su mano hacia a mí y sonreír.

- Me llamo... Me llamo... - ¿Estaba bien decir aquel nombre lleno de dolor y de malos recuerdos?

- Se llama Taehyung. Significa que todos tus sueños, se harán realidad .- expresó Namjoon tras entrar en el cuarto. Al escuchar ese nombre volví a llorar., Aquel nombre, significaba un nuevo renacer, una nueva familia.

- Me gusta, te llamaré Tae. - se acercó a mí y me abrazó como si nos conociéramos desde siempre.

Fin del flasback

Hija del cielo y del infierno (tercera parte de enamorada del diablo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora