La espada de un ángel

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Narra Katia

Al escuchar sus palabras me dirigí rápidamente hacia la sala del trono. Sin duda, Jungkook tenía preparado algo para mí y no estaba del todo equivocada. Cuando llegó aquella sala estaba oscura, mis ojos se mantenían en alerta, cuando esuché un leve siseo por mi espalda.

- Katia. - me susurró mientras que tocaba ligeramente mi cabello. Me giré nuevamente cuando lo vi llegar hasta a mi con claridad. Levanté mi mano hacia mi espalda y agarré la espada, la moví rápidamente por lo que nuestras espadas acabaron chocando. Mi traje se desplegó junto a mis alas por lo que ambos nos separamos.

- Veo que Hoseok te dio tu espada. - su boca se torció en una pequeña sonrisa de satisfación.

- No solo me la dio, también me enseñó. - respondí tras ir rápidamente hacia él. Nuestras espadas volvieron a chocarse, pero esta vez ninguno estaba dispuesto a ceder.

Flashback

- Katia, la espada de un ángel es como sus alas. Algo indispensable. Debes aprender a manejarla. - en aquel momento aquella espada que ahora se ajustaba a mí, que no era apenas pesada, era como un hierro enorme que hacia que mis muñecas dolieran y que apenas pudiera levantarla del suelo.

- Pero... - pronuncié mientras que intentaba levantarla sin éxito.

- Llegará un día, no dentro de mucho dónde la blandirás con orgullo y con éxito. - expresó tras agarrarla como si aquello no fuera más que una pluma.

- Hoseok, ¿Para qué la necesito? - pregunté tras observarlo.

- Un ángel es un guerrero del cielo, alguien que lucha por el bienestar de la tierra y siempre ha de saber defenderse. Así que lleva siempre tu espada contigo.

- No puedo llevar esa cosa conmigo. ¿Pero tú la has visto? - en ese momento se echó a reír.

- Nadie verá tu espada. Forma parte del traje de un ángel. Tu escudo y tu espada solo se presentará cuando tu quieras que se presenten. ¿Acaso no es así para tus alas? - preguntó tras mirarme.

- Bueno, estoy en ello.  Como sabes, aún soy una niña. - expresé al no tener más que once años por aquel entonces.

- Tal vez ese cuerpo sea el de una niña, pero ambos sabemos lo que hay ahí. - empuñó la espada y la dirigió hacia mi cabeza. - No puedo, no son palabras de un ángel. Te enseñaré a pelear, a manejar la espada y  sobre todo a tener seguirdad en ti misma. Que nadie te diga lo que puedes o no puedes hacer, recuerda eres la hija del cielo y del infierno.

Fin del flashback

- Podrá haberte enseñado lo que quiera, pero... no eres rival para mí. - fue a golpearme con fuerza, cuando cree un portal. Rápidamente desaparecí y lo abrí detrás de él. Salí rápidamente y lo apunté con mi espada.

- Digna hija del infierno. - pronunció tras aquel acto. 

- Te enseñó bien. - golpeó ligeramente su espada con la mía y después la guardó, por lo que al instante hice lo mismo. A su vez la armadura y las alas desaparecieron. - Katia, he escuchado sobre una nueva criatura que hay en la tierra

- Es un cat sìth. - expresé tras acercarme hasta el trono, el cual ya había sido ocupado por él.

- Vaya y yo que pensaba que estaban extintos. Sin duda es interesante, la historia dio un giro inexperado. - expresó con una pequeña sonrisita.

- ¿Qué es interesante? - pregunté.

- Nada, creo que Tae te esta buscando. - ante aquello no pude decir nada más, aunque estaba claro que algo sabía o tramaba. Me marché de allí y me dirigí hacia el cuarto que había ocupado mi madre cuando era reina del infierno.

Hija del cielo y del infierno (tercera parte de enamorada del diablo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora