Perdición por los demonios

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Narra Katia

- ¿Dónde estabas? - preguntó tras ver a Katia entrar en el cuarto de su madre.

- Estaba visitando al anciano. - expresé al saber que lo más seguro es que nos estuviera oyendo.

- Te he oído. Maldita mocosa maleducada. - al instante llegó hasta a mí y después me agarró con cierta fuerza, aunque no lo suficiente como para hacerme daño. Sin dua era su forma de mostrar cariño.

- Eso te pasa por espiarnos. ¿Qué pensabas que no iba a darme cuenta? Soy joven pero no estúpida. - respondí tras mirarlo.

- Sin duda eres la peor mezcla de tus padres. - expresó tras soltarme.

- Gracias por tu halago, abuelo. - lo miré ligeramente, mientras que intentaba hacer una cara chistosa.

- Idiota. - me despeinó y después se marchó para dejarnos a solas.

- Realmente como puedes estar así de tranquila cuando es el mismisimo rey del infierno. - añadió tras mirarme.

- Será todo lo que tu quieras, pero no dejá de ser mi familia. - caminé hacia la cama y después me lancé a ella. - Además tiene la misma edad que mi abuela y Hoseok.

- Es por eso que lo llamas anciano.

- Solo quiero molestarlo, pero lo reconozco como familia así que es mi forma de desmostrarselo. Aunque a veces me pregunto sino se sentirá solo en este lugar.

- Tiene a Elda, a Namjoon y un montón de otras personas.

- Eso es cierto, pero creo que hay un hueco que nadie puede ocupar. Asi que estaría bien, si algún día vuelve a enamorarse.

- Estaría bien. Dime que hay de tu abuela. No la conozco. - expresó tras tumbarse al otro lado de la cama. 

- Bueno, es que ella se la pasa viajando con su novio, marido o lo que sea ese hombre.

- Tu cara esta insinuando demasiado.

- ¿Tú crees? - me giré hacia él por lo que nuestros ojos se encontraron.

- Eso o que conozco demasiadas tus expresiones. - añadió tras levantarse.

- No sé demasiado de ellos, solo que están viajando. Jin, quería mostrarle todo el mundo a mi abuela. Antes de que lo preguntes, Jin es un demonio. - contesté tras sentarme en medio de la cama.

- Oye, que tiene tu familia con los demonios. - pronunció tras apoyarse ligeramente en la cama y mirarme. Sin darse cuenta, se había acercado demasiado, por lo que no pude evitar mirar sus labios, su lunar en la punta de la nariz. Le hacía lucir tan mono, pero a la vez tan sexy.

- No lo sé, preguntaselo a ella. Yo estoy fuera de ese combo. - respondí.

- Si claro. - expresó tras separarse de mí nuevamente.

 - ¿Por qué dices eso? Que yo sepa aún no me enamorado de un demonio.

- No, pero si de un Cat sìth. - respondió tras levantarse.

- No quiero hablar de eso ahora, No quiero pelear contigo ni por él, ni por nadie. - expresé mientras que lo miraba detenidamente.

Hija del cielo y del infierno (tercera parte de enamorada del diablo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora