~Capítulo 4~

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Liam no era específicamente un obseso del orden y seriedad.

Le gustaba que todo estuviera colocado, sino, no habría mucha concentración y paz.

Y sobre la seriedad, era estricto, pero era del tipo bromista y coqueto.

Miró al muchacho moreno.

El chico iba con mala cara guardando todo.

Liam sonrió.

Darío y Lucas eran unos buenos padres, y aunque el rubio siempre pensó que el "padre malo" sería Darío, se equivocó.

Lucas era especialmente el más duro con sus hijos. No era creíble, Lucas es infantil, gracioso.

Darío era el serio, estudioso, más culto.

Lucas era el "malo". Darío aunque se enfadara y castigara a los gemelos —más a Ben—luego se sentía culpable.

Ben no es mal chico, solo un adolescente común, vago y perezoso.

—Ya.

Liam dejó de pensar internamente y posó la mirada en el chico.

—Mmm—Liam se levantó de la cama.—¿los pósters?

—No los voy a quitar.

Liam no se quejó.

La madre del rubio seguro le habría golpeado por haber mantenido algo distrayente.

El rubio sacudió la cabeza, alejando recuerdos.

—Es aceptable.—Dijo.—Siéntate.

Definitivamente a Ben no le gustaba que le diesen órdenes.

De mala gana—otra vez— Ben se sentó en la silla del escritorio.

—¿Con qué deberíamos empezar? ¿En que vas mal?—Cuestionó el mayor.

—Hm...¿Literatura?

Liam entrecerró los ojos.

—Dame tus notas.

Ben maldijo mentalmente. Genial.

Sacó un papel de la mochila y se la entregó al rubio sin mirarlo.

Liam ya se esperaba lo que iba a ver.

—Esto es deprimentemente horrible.

Ben no contestó.

—Empecemos con español.

Juguemos a ser heteros (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora