~Capítulo 14~

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Rubén observó como el rubio hablaba tal amablemente con su hermano gemelo.

¿Por qué con él era así? ¿Tan abierto y amigable?

A él solo le trataba, en cierto modo: mal.

Pinchó con el tenedor condimentos en su plato mientras miraba mal  a esos dos.

Ni siquiera le importaba que estuvieran hablando de él, solo le importaba el hecho de que el mayor fuera así con otros y con él no. Él también quería que Liam lo tratase bien.

Sus pensamientos extraños se vieron omitidos por la risa del rubio y el gesto que hizo después.

Liam le había acariciado la cabeza a su hermano. ¿Qué? ¿Por qué? No había escuchado que había dicho su perfecto hermano para que su profesor le tocara.

—Bueno, ya es hora de estudiar. Ya acabé.—Dijo levantándose estrepitosamente.

—¿Acabaste? Pero si yo veo todo en el plato.—Matt se apoyó mirándole pícaramente a su hermano.

—Estoy lleno, ¿bien?

—Dame a mi; tengo hambre. Además, Liam no ha acabado, tú sigue a tu habitación y ve repasando hasta que él termine.

Ben recordó cuando Liam le da órdenes de lo que tiene que hacer.

—Suenas como si fueras mi profesor, quien da órdenes.—Dijo.

—Por dios, no. Rechacé, y sigo manteniendo ese rechazo a la propuesta de ser tú maestro.

Ben hizo una mueca pero no dijo nada.

—Como sea, Liam no ha terminado. Déjalo de comer.—Mateo lo miró seriamente.

Ben cambió su cara, que Mateo no sonriera al decir o comentar algo es porque está siendo serio (cosa que es rara de ver)

Liam miró a Rubén. Este lo miró a él.

Liam podría haber asegurado que su pequeño alumno le había dicho algo con la mirada. Con esos ojitos verdes. Llámenlo loco, pero eso pareció ver.

—Emm...Termino y voy, ¿bien? Espérame arriba.—Se sintió un poco mal al decirlo, pero había que ser racionable.

Si subía con él ahora, parecería que Rubén tenía poder. Eso le bajaría seriedad al mayor y luego el menor pensaría que puede hacer o pedir lo que quiera. Y eso, en definitiva, no es cierto ni posible.

La mirada del menor de ojos verdes cambió al escuchar la respuesta.

—Como sea.

Rubén se giró y fue escaleras arriba.

Liam suspiró.

—Que infantil.—Mateo dijo mientras empezaba a comer.—¿Cuánto tiempo tienes que darle clases?

Liam se encogió de hombros.

—Hasta que termine los exámenes supongo.

Juguemos a ser heteros (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora