~Capítulo 49~

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—Sé que no debería preguntar, pero...¿Estabas con él o algo así?—Mike miró a su alumno que estaba escribiendo.

—"Algo así".—Respondió aún sin dejar de mirar los números escritos en su cuaderno.

Mike hizo una mueca. Podría decir que le caía mejor el otro gemelo.

—Para ser gemelos tenéis rasgos diferentes. ¿En qué os diferenciáis más?

—Oye,—Rubén miró al hombre sentado al lado suyo.— estamos aquí, estás aquí para darme clase, no para hablar de mi vida con mi hermano.

Mike asintió. Vaya carácter tenía el chico.

(...)

Liam movía la pierna nerviosamente, los pies le picaban por moverse y subir las escaleras para abrir la puerta de la habitación de su...lo que fueran e interrumpir.

Se oyeron pasos, Liam giró su cabeza al ruido. Mateo, solo era él. Iba en dirección a la cocina.

El moreno cogió un vaso y se sirvió zumo, luego se quedó de pie en el sofá, comprobando que veían sus padres en la televisión.

—Mateo, ¿puedes ir a tu habitación?

Liam miró a Darío, este no le miró devuelta, pues tenía la mirada en su hijo.

Mateo dejó de mirar a la pantalla y observó a su padre.

—¿Por?—Espetó.

—Lucas y yo queremos decirle algo a Liam, no puedes oír.

—Cuando pasé no estabais hablado. Llego y, bum, tienes algo que decir.

—Estaba buscando el momento para hacerlo, cuando me decidí a ello, llegaste.

Mateo se encogió de hombros.

—Daré un vistazo a Rubén.—Miró a Liam y le guiñó un ojo.

Liam no sabía si maldecirle mentalmente por burlase de él o agradecerle por hacer algo que él no podía.

—No los molestes.—Lucas dijo.

—Nunca molesto, por favor.—Soltó Mateo con aires de grandeza.

Mateo volvió a desaparecer.

—¿Todo bien?—El rubio miró a la pareja.

—Bueno, aún no hemos tenido tiempo de decirle a los chicos una cosa.—Lucas apagó la tele mientras hablaba.

—Precisamente porque siempre estás aquí.—Murmuró Darío.

Liam casi se ríe. Todo esto de estar irrumpiendo su intimidad familiar era por una buena causa.

—Oh.—Dijo simplemente.

—Te lo vamos a decir a ti primero. Así también puedes estar presente cuando se lo digamos a ellos.—Darío tenía el rostro serio, pero Liam diría que aún así mostraba felicidad.

—¿El qué?

Darío y Lucas se miraron sonrientes, el moreno hizo un amago con la cabeza señalando al pecoso. Lucas asintió y miró a su amigo.

—Bueno.

Liam espero paciente, su amigo parecía inquieto.

—Oh, dejar el suspense. Me estoy poniendo nervioso.

Liam ahora estaba más nervioso que antes.

—Serás tío nuevamente.

Estas tres palabras lo emocionaron. Esas tres palabras hicieron que los nervios se fueran, sentía felicidad.

Juguemos a ser heteros (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora