~Capítulo 62~

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Unos meses antes...

(Pequeño recordatorio: Tom, padre de Liam, le había enseñado una cosa en el móvil, lo que hizo que Liam palideciera. Capítulo 39)

(Otra cosa, aquí Liam no está enamorado pero si está muy interesado en Rubén, tener en cuenta que fue hace meses)

—¿A qué has cambiado de opinión?

Liam volvió a mirar la pantalla. Eran Rubén y él, besándose en el coche. Antes de que el chico entrara a casa.

Esto era malo. Realmente malo.

—Eres tan manipulador.—Gruñó Liam.

—Mis contactos son rápidos. Me han pasado una breve información sobre el chico. ¿Quieres oírla?

Liam negó. Su padre rio.

—Aún que no quieras oírlo, te diré lo que sé del chico: 16 años, ¿enserio, Liam?—Se burló.—También sé al instituto al que va. Que por cierto, tú también trabajas ahora ahí, ¿no? Eso no habla muy bien de ti, hijo.—Empezó a dar vueltas alrededor de Liam.—¿Meterse con un alumno?—Chasqueó la lengua.—Eso está muy mal. Podría seguir, y decirte los motivos y las consecuencias que conllevan tu...Lo que sea que tengas con el mocoso ese. ¿Te vas a arriesgar? No me gustaría ver a mi hijo, Liam Scott, el superdotado, en la cárcel.

Liam lo miró alarmado.

—¿Serías capaz?

Sabía que su padre era un despiadado sin escrúpulos, pero, ¿meter a su hijo entre rejas? ¿Tan malo podría ser?

—Mira, mis negocios no están yendo muy bien, ¿sabes? Ese matrimonio me conviene bastante.—Respondió.

—Pero a mí no.

Liam no quería casarse y menos con esa mujer.

Tom bufó.

—¿Y eso qué? Qué importa. No tienes nada serio con nadie. Estás soltero, podrías encontrar el amor en esa chica, formar tu familia.

Liam pensó en Rubén. No tenían nada serio. Tampoco habían tenido algo muy fuerte. Pero lo que había sentido con el chico en unos meses -y en esa habitación, en su cama-, no lo había sentido en toda su vida amorosa y sexual.

—No me digas que estás enamorado del mocoso ese.—Tom rio—Esto es sorpendentemente raro.

—Búscate a alguien que quiera casarse con esa chica, y consigas tu negocio.-Comentó.

—Claramente lo pensé. Pero a esa chica...Parece que le gustas tú. Se encaprichó por ti. Tienes mala suerte.

Liam soltó un quejido y unas maldiciones.

—¿Qué será del chico cuando sus padres se enteren?—Tom fingió pensar.

Liam cogió el cuello de la camisa de su padre.

Mira, me puedes hacer lo que quieras. ¡A mí! A Rubén no.

Los ojos miel del señor mayor reflejaban sorpresa.

—¿Lo defiendes? Te has vuelto patético.

—Él no tiene nada que ver con tu mierda. Déjalo fuera.

—Eso será tu decisión.—Empujó al rubio.—Acepta o...Niégate, así descubrimos cómo reaccionarán sus padres. Aunque...¡No estarás para verlo! Tranquilo, en la cárcel tengo contactos, vivirás bien.

Liam tenía la necesidad de golpear aquel hombre.

—Está bien. Lo haré.

Tom sonrió y puso Sus manos en los hombros de Liam.

Juguemos a ser heteros (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora