Juguemos a ser heteros (2)

~Prólogo~

El rubio estaba viendo la televisión cuando su teléfono empezó a sonar, estaba en la mesa, y él en el sofá.

Se levantó dejando de comer patatas y fue a por el aparato.

—¿Diga?—Ni siquiera miró quien era.

—Liam.—La voz de su amigo hizo que pausara la película para prestarle atención.

—Oh, Lucas, ¿qué tal todo? ¿Darío bien? ¿Los chicos?

—Darío y Matt están bien, el que no está bien es Ben.

—Papá...

Liam escuchó la voz del chico de fondo.

—Calla, esto es por tu bien.

Darío había regañado a su hijo.

—¿Qué ocurre?

—Está sacando malísimas notas. Así que como no quiere prestar atención en clase, por lo menos que aprenda en casa.

—Ajá...¿Y qué pinto yo en todo esto?

Liam sabía perfectamente lo que su amigo le pediría, pero tenía mínima esperanza de que no fuese eso.

—Oh, venga, ya debes saberlo. Darío y yo queremos contratarte como profesor particular de Ben.

—¿Y por qué no le enseña Darío? ¿O tú mismo?

Lucas suspiró.

—No tenemos tiempo, entre los trabajos y tener algo de tiempo para nosotros, no nos da. Preferimos tener tiempo en familia, a ayudarlo a estudiar, ¿entiendes?

—Sí.

Claro que lo entendía, eran una familia. Darío y Lucas trabajaban, cuando tenían tiempo salían ellos dos solos o en familia. Es comprensible que ese tiempo no lo gasten en estudios, sino para disfrutar.

—¿Has pensado que tal vez yo tampoco tenga tiempo?

—Sí, pero será sólo dos horas, cinco días a la semana.

—La universidad me tiene ya a full.

—Venga, Liam, por favor. No quiero que mi hijo se quede de curso en su último año.

—Hum...Bien, pero seré muy estricto.

Liam sintió como su amigo sonreía.

—Te doy mi permiso de hacer lo que quieras. Con que apruebe todo.

—Bien, ¿cuándo empiezo?

—Dile que el lunes.—Darío susurró.

—El lunes.

—Bien, salúdame a tu esposo y al otro gemelo.

—Lo haré. Gracias.

Liam colgó.

Genial, ahora perdería dos horas de su tiempo de vida por un mocoso insolente que no estudia. Esto le traería mal humor. Seguro.