~Capítulo 54~

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Cuando Darío se levantó y bajó con Lucas al salón, no esperaba ver a los demás despiertos. Eran las 11:30, después de todo; y la mayoría eran adolescentes, que madrugaran era raro.

—Buenos días.—Saludó Lucas.

Los chicos saludaron. Darío únicamente murmuró con pereza un "igual, igual".

Liam sonrió, posiblemente el embarazo junto a la sustancia que le dio anoche, hicieron que Darío estuviera más dormilón y perezoso.

—Venga, despierta de una vez.—Murmuró Lucas, empujándolo para que camine.—Hay que decírselos ya.

Darío soltó un quejido, quería volver a la cama.

—Díselo tú.—Darío se apoyó en su marido, con los ojos cerrados.

Lucas los llevó hasta el sofá, donde se sentaron y donde prácticamente Darío se tiró a dormir, nuevamente.

—Oh, venga, estabas emocionado por contarlo.—Lucas lo movió.

—¿Qué tal mañana?—Se acurrucó más.

Lucas rodó los ojos,—No lo atrases más.

Rubén miró a su hermano, este le devolvió la mirada. Ninguno sabía que le ocurría a su padre. El menos pecoso de los presentes observó a Liam, este se encogió de hombros.

—Bueno, ya os lo digo yo.—Lucas le dio una mala mirada a Darío.

Darío abrió los ojos con esfuerzo y se incorporó. Podría aguantar unos minutos para dar la noticia, no podría simplemente dormirse. Era algo importante para la familia.

Lucas le sonrió y lo abrazó.

—¿Qué?—Mateo se cruzó de brazos, cansado del misterio.

—No sabemos cómo os lo tomaréis, pero esperamos que bien.—Soltó Darío.—Y sino, pues os jodéis.—Se encogió de hombros.

Liam y Sian rieron.

Sian observó a los gemelos, ambos estaban expectantes de las palabras de sus padres. Mateo que estaba a su lado se veía aburrido, desinteresado. Su rostro estaba neutro, Sian diría que se estaba forzando a poner esa faceta, era muy diferente a como esta mañana: Sus facciones estaban relajadas, descansando, mostrando paz. Se sonrojó al recordarlo.

Aún no podía creerse que habían dormido abrazados. Es cierto que en ese momento no le importó, se sentía bien, pero pensándolo correctamente, no había sido muy común. Hasta raro.

Mateo posó sus ojos en él, le sonrió levemente y separó sus brazos, poniendo uno detrás de Sian, encima del espaldar del sofá. El chico de ojos de diferente color se sobresaltó un poco cuando sintió los dedos de Mateo rozando ligeramente su espalda y hombro.

Sian le dio una mirada, solo que Mateo ya no le observaba, volvía a prestar atención a sus padres.

—No vamos a alargarnos.—Comentó Lucas.—Dejaréis de ser los bebés de la casa.

Lucas se sentía feliz, emocionado y ansioso. De por sí ya estaba alegre al saber que iba a tener otro hijo, pero le intrigaba saber cómo reaccionarían sus otros hijos.

—¿Mmm?—Rubén frunció el ceño.

Sian se sorprendió. ¿Era lo que parecía que era?
Miró sonriente a su compañero de al lado, Mateo fruncía el ceño también como su hermano. ¿No había captado el mensaje?

Liam le sonrió a su mejor amigo y posó la vista en los gemelos.

Darío y Lucas se miraron y soltaron a la vez: —¡Vais a ser hermanos mayores!

Juguemos a ser heteros (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora