~Capítulo 48~

12.5K 849 195
                                    

—¡Llegué!

Lucas y Darío se miraron.

—Es Mateo.—Darío informó, reconociendo la voz de su hijo.

Lucas asintió.

—¡Familia!—Los ojos azules de Mateo recorrieron la sala de estar.—¡Falta uno!—Se rio.

—Es tarde, Rubén aún no ha llegado.—Lucas comentó sin dejar de ver la tele.

Lucas sabía que era común que Mateo llegara tarde, siempre se quedaba por ahí con amigos o amigas; lo que era extraño era que Rubén lo hiciera y sin avisar.

—¿Sabes dónde está?—Darío se cruzó de brazos, mirando aún a su hijo.

Mateo miró a su padre, camino hacia el sofá que daba la espalda a la entrada y saltó por encima, para sentarse.

Lucas le dio una mirada de reproche. No son modales.

—¿No sabéis dónde está?—Mateo puso una pierna encima de la otra.

—No, y ya es tarde.—Darío se veía preocupado.—¿Tú Sabes algo?

Nop.—Negó.Ni idea de donde está tu hijo.—Mateo se desabrochó unos botones de la camisa.

Mateo no tuvo que pensar mucho para mentir, pero, ¿debía mentir acaso? ¿Era malo decir que Rubén estaba con Liam? Si su reflejo no había informado que llegaría poco más tarde de la hora habitual, ni había dicho que iba a estar con Liam, seguramente él tampoco debía decir nada.

—Dentro de poco llegará su profesor.—Lucas dijo.

—Qué pena.—Se encogió de hombros.

Mateo tal vez tendría que escribirle a su hermano, preguntar qué hacía y si estaba bien. Sí. Tendría. Pero, por si acaso, no lo iba a hacer. Por si interrumpía.

La puerta sonó, Mateo no se levantó, solo sacó su móvil.

—Ya voy yo, no os molestéis.—Dijo sarcásticamente Darío.

—Tranquilo, estoy bien, te dejo hacerlo, no me pondré triste.—Mateo hizo un amago con la mano y acto seguido soltó una risita.

Darío le lanzó un cojín. Luego cogió otro, y se lo lanzó a su marido, que seguía viendo la tele.

—¡Eh!—El pecoso mayor lo miró y le tiró un beso.—Me lo pagarás.

Mateo rodó los ojos.

Matt:
Holaaa, soy el chico más amable y gracioso con el que has pasado el día de hoy.

La respuesta tardó un poco en llegar. Tal vez 15 Segundos. Demasiado, para Mateo.

Ojos bonitos:
¿Rubén? ¿Has cambiado de número?

Cuando la notificación llegó, Mateo sonrió. Al leerla, sus labios se volvieron una línea.

Matt:
Oh, no me jodas.

Ojos bonitos:
¡Jaja! Era broma. Literalmente eres el único chico al que he visto el día de hoy :) Te has tardado en escribirme xd

Mateo alzó una ceja. Vaya. ¿Acaso esperaba su mensaje? Se dispuso a escribir para preguntarlo, pero las voces del pasillo se fueron acercando y una mano se posó en su pelo, removiéndolo.

—¡Hey, amigo! ¿Estás listo? ¿Vamos arriba?

Mateo se alejó de la mano, y se fue levantando.

Juguemos a ser heteros (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora