~Capítulo 28~

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Mateo era el serio, junto a Darío, de la familia Michaelson-Fiels. Era frío aunque burlesco,-un tanto extraña la mezcla-y sin contar que era buen analizador.

Sí, era buenísimo analizando, pero eso no significaba que hiciera algo. Solo observaba e ignoraba el tema.

Y en estos momentos es que sus habilidades salieron a flote.

Su mirada azulada barrió a los miembros presentes de la mesa del comedor: Su padre, Lucas, tenía un rostro medio preocupado y medio asustado mientras pinchaba la comida con el tenedor y de vez en cuando miraba de reojo a Darío. Su otro padre, el moreno, le fruncía el ceño a Lucas, a modo de pedir que disimulara. Era obvio que ocurría algo.

Su vista se dirigió a su hermano.

Su reflejo, o como otros decían, su gemelo, miraba únicamente su plato, con unos ojos vacíos y pensativos.

Mateo alzó la cejas, pensando <¿Qué le pasa a todo el mundo?>

Bueno...¿Qué tal los estudios, Benny?

Mateo sintió que no había hecho bien en preguntar eso dada las reacciones: Los hombros de su gemelo se tensaron y sus ojos miraron a otro sitio. Lucas, por otro lado, alzó su mirada completamente y miró a su esposo. Darío solo lo miró y siguió comiendo, como si con él no ocurriese nada.

—Bien.—Soltó únicamente el menos pecoso de ojos verdes.

Mateo entrecerró los ojos. Siempre supo que Rubén no aceptaba la idea de tener profesor particular y mucho menos el saber que era Liam, pero hace poco vio como ambos se divertían jugando. Seguramente algo había vuelto a pasar.

—Eh...—Lucas llamó lo atención de Mateo.—Hablando de eso...

Se veía nervioso.

—Rubén,—el recién nombrado le miró.— a lo mejor ya te acostumbraste, y lo aceptas...Pero...Verás, a veces-

—Que Liam ha dejado el trabajo.—Darío interrumpió y se metió un trozo de lechuga a la boca.

Lucas lo miró mal

—¿Qué? Te hacías el misterioso y me desesperabas.—El moreno le contestó.

Rubén intentó no parecer sorprendido a lo que dijo su padre pero no pudo hacerlo como hubiese deseado.

Mateo soltó una risita dentro de sí.

<Vaya, esto puede ser entretenido.>

—¿E-En serio?—Titubeó.

Mateo dejó el tenedor y cogió el vaso de agua. El entrecejo de su reflejo-gemelo- se juntaba. Benny estaba confuso y molesto.

—Sí. Pero no te preocupes, pronto tendrás otro profesor.—Se Apresuró a decir el pelinegro.

Lucas no quería decírselo, o por lo menos no aún. Amaba a su hijo, pero en ese momento deseo castigar a  Mateo.

Rubén no era precisamente amigo de los cambios, mucho fue que aceptara a un profesor particular, como para que ahora este lo deje y se deba buscar a otro.

—¿Cómo que pronto?—Rubén trató de no alzar la voz ni de levantarse de la mesa y hacer un berrinche.

—Aún necesitas ayuda.

—Saqué buena nota en el examen que hice.

—No sirve con únicamente eso.—Darío se metió.

—¿Por qué Liam lo dejó?

Sí, claro que sabía el por qué, solo que...Quería saber qué les había dicho a sus padres.

—Bueno, está el asunto por el cual la otra vez no pudo darte clases, y creo que también una oferta de trabajo mejor.—Lucas explicó calmadamente.—Aunque, entre nosotros, Liam no necesitaría trabajar si quisiera.

—Ya sabes como es tu amigo, amor.—Darío lo miró sonriendo.

Mateo era consciente que su hermano se moría por saber que le ocurría a su profesor, el asunto misterioso.

Tal vez era buen momento para hacer de hermano.

—¿Que asunto es?

Rubén por una vez agradeció a su hermano. Mateo miró sin disimulo a su hermano y le sonrió como si le dijera "de nada".

Bueno, yo no puedo contarlo, es algo de él. Además de que aún no es oficial, cuando lo sea, él vendrá y nos lo confirmará. Hasta que eso ocurra no voy a decir nada.

Mateo iba a investigarlo.

Rubén se sentía triste y enfadado. Tenía que hablar con él.

Juguemos a ser heteros (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora