~Capítulo 34~

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Rubén salió del edificio pensando. Tal vez Liam tenía razón y debían hablar. ¿Pero de qué? Tampoco había nada que hablar; el mayor renunció sin avisarle antes, listo, comprendido.

Antes del salir del recinto, Sian lo detuvo.

—¿Quieres que empiece hoy a ayudarte con las asignaturas?—Sonrió colocándose bien la mochila.

—¿Ya?¿Hoy?—Rubén no tenía problema con empezar hoy, solo que...Después de ver a Liam no se sentía con ánimos.

—Sí, ¿o no? ¿No te viene bien? No pasa nada, otro día entonces.—Giró sobre sus talones dispuesto a irse.

—Eh.—Ben le agarró del brazo.—No era eso, empecemos hoy, será mejor. Vamos a mi casa. Mi padre estará esperándome a fuera, él nos llevará.

Sian asintió y empezaron a caminar. Cuando salieron un déjà vu se le vino a Ben.

Unas chicas murmuraban entre ellas.

—Otra vez está aquí.

—Es hermoso.

Ben repitió mentalmente: que no sea él, que no sea él.

Miró donde ellas miraban curiosas y coquetas.

Liam se encontraba mirando su móvil, con su traje impoluto, su pelo
parecía oro con los rayos del sol dándole y apoyado en su coche.

Rubén se mordió el labio. Maldito rubio.

Pareció como si el recién insultado hubiera escuchado su pensamiento, ya que levantó la mirada. Caminó hasta él.

—Rubén.—Dijo al estar a unos pasos de distancia.

—¿Este es tu padre?—Le preguntó su ¿amigo?

Liam lo escuchó.

—No.—Respondió ferozmente.—Ya llamé a Lucas, sabe que saldrás conmigo.—Ahora le hablaba al pecoso.

Rubén frunció el ceño.

—¿Cómo que salir contigo?

Antes de que el rubio pudiese contestar, el otro menor habló.

—¡Ya sé! Antes también estabas. Eres el del pasillo. ¿Cierto?

Liam entecerró los ojos. Parecía tonto el chico.

—Sí, ese.—Afirmó.—Nos vamos.—Le cogió el brazo a Rubén.

El pecoso se soltó.

—No puedo. Tengo planes con él.—Señaló a Sian.

—Cierto. Tengo que ayudarlo con algunas asignaturas. —Estuvo de acuerdo.

Liam se tensó. ¿Él iba a ahora darle clases?

—Que va. Hoy no.—Zanjó el tema llevándose consigo a Rubén.

El moreno no puso resistencia, prefería no hacer un escándalo delante de su instituto, con gente y un amigo mirando.

Este se giró a ver a Sian.

—Mañana hablamos.—Se despidió mientras se soltaba del agarre de nuevo.—¡No me cojas así de nuevo!

Liam no respondió, solo se sentó en su asiento y esperó a que el menor se subiera al coche.

El trayecto estuvo silencioso.

—¿A dónde vamos?—El silencio se rompió.

—A mi casa.—Contestó fríamente el rubio.

Se sentía muy enfadado. Sian era el problema.

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Ahora si se viene lo chido.

Ahora si se viene lo chido

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JAJAJJAJAJA OCNO

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