~Capítulo 56~

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—Es demasiado mona.

Darío sonrió al ver a Mateo cargando a Victoria. La pequeña enrolló sus pequeños deditos en el dedo índice de su hermano mayor.

—No pensé que tú fueras el cariñoso.—Se burló Lucas.

Mateo dejó de mirar a la bebé y miró mal a su padre.

—¿Por qué no lo sería? Esta personita es  tan pequeña.—Mateo pegó su nariz con la pequeña nariz de La Niña.

Rubén se encontraba observando la escena.

—¿Cuándo la vas a soltar? Me toca a mi cargarla.—Se cruzó de brazos.

—No molestes, ella está a gusto conmigo.—Mateo se sentó en el sillón.

—Papá.—Rubén se quejó a sus padres.

Lucas se encogió de hombros sonriendo.

—Yo opino que es turno del tío.—Liam camino hacia ellos.

Mateo chasqueó la lengua, molesto, pero accedió a dársela.

Liam la cargó y di unos pocos pasos con ella.

—¡Hola, linda!—Una gran sonrisa se posó en sus labios.—¡Bienvenida a la familia!

Rubén contempló como el rubio sostenía a su hermana, como la abrazaba con delicadeza y amor. Un sentimiento de ternura y amor lo inundó al ver aquella escena. Ella se veía más pequeña de lo que era, en sus brazos. Liam se veía hermoso.

Se suponía que Liam no era de dar o demostrar amor y cariño a los niños; por lo menos no lo hizo con él y Mateo cuando eran más pequeños. Tal vez Tori hacía que floreciera el instinto paternal de Liam.

Rubén sabía que no debía molestarse con una niña que tenía menos de dos días de recién nacida. Era su hermana, por el amor De Dios, mas aún no podía evadir un poco de celos y envidia.

—Quién te viera, sabelotodo.—Se burló Darío.—Parece que tienes debilidad por Tori.

—Cómo no. ¿Has visto que carita tiene?—Acaricio los mofletes regordetes de la bebé.

—¿Quisieras tener una hija?

Liam no dejó de ver la carita de La Niña y frunció los labios.

—Poco a poco, todo a su tiempo, hombre. Primero me casaría,—fue hasta Rubén.— luego me plantearía extender la familia. No quiero tener primero hijos, y hacer más tarde lo demás. No soy como vosotros.

Lucas mientras soltaba una leve risa, le dio un beso a su esposo, quien se había molestado un poco por el comentario del rubio.

Liam le dio a Rubén su hermana con delicadeza, le tiró un beso rápido al menor, sin que Lucas y Darío lo pudieran ver, pues él estaba de espalda a ellos. Luego se colocó al lado del menor, brazo con brazo.

Rubén miró a La Niña pero su atención estaba en el toque del otro hombre que estaba a su lado.

—Además, aunque no soy fan de los niños, tampoco de desagradaría la idea de tenerlos.

—Ya no estás tan joven como para perder el tiempo. Si quieres casarte, ¿no deberías pensar en hacerlo pronto?

Rubén notó como el mayor de tensaba a su lado.

—En ningún momento he dicho que quiera hacerlo. Solo era un ejemplo.—Se encogió de hombros.—Además, tengo todo el tiempo de mundo para decidir si dar ese paso. Creo que voy a ir yendo.

El rubio se alejó, dio un último vistazo a la bebé y despidiéndose de los presentes en la habitación, salió.

Rubén se quedó mirando la puerta por donde recién había salido Liam. Él había pensado que estaría toda la tarde con el rubio, no pensó que se iría tan pronto, se sentía un poco decepcionado. Carraspeó y empezó a tocar las manitos pequeñas de su hermana.

Juguemos a ser heteros (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora