~Capítulo 52~

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—Señor, ya todos están acostados.

Una voz suave y baja habló a través de la puerta. Rubén dejó de ver su móvil y miró a Liam.

El rubio fue a la puerta y abrió. Claire estaba ahí, no miró al interior de la habitación, mucho menos a Rubén, siendo respetuosa y no cotilla.

—Está todo listo.—Sus ojos oscuros miraron a Liam sin mostrar expresión alguna.

—Muy bien. Ya bajamos, gracias.

Claire dio una sonrisa leve y se fue.

—¿"Bajamos"?—Rubén miró la esquina de la pantalla de su móvil.

01:35 de la mañana.

—Es tarde. —Comentó el menor.

—¿Tienes hambre?—Preguntó Liam, ignorando las palabras del chico.

—La verdad, sí. No me dejaste comer.

Liam lo miró y se acercó.—Perfecto, ven.

El rubio le ofreció una mano mientras sonreía como tonto.

—Estás un poco sospechoso.—Se burló Rubén.

—Acompáñame, Ben.

Entrelazaron las manos y salieron de la habitación. Rubén se estremeció, estaban fuera de su lugar donde no preocuparse; por lo que quiso quitar la mano. El agarre de Liam se apretó.

—No te preocupes, no nos van a descubrir.—Calmó mientras bajaban las escaleras.

Rubén no estaba muy seguro de ello, miró el pasillo de la planta de arriba mientras bajaban los escalones.

—¿A dónde vamos? Estoy en pijama ya.

—Solo sígueme, ¿si?

Rubén asintió aunque Liam no le mirara.

Claire y Will estaban en la entrada.

Rubén se asustó y volvió a tratar de soltar las manos.

—Ellos no son un problema.—Liam tiró de Rubén para unir sus labios.

Rubén se sobresaltó y trató de empujarlo, solo que el hormigueo en sus labios hizo que se le olvidara que habían dos personas ahí, viéndoles.

Liam se separó, dejando a un aturdido chico moreno. Cuando reaccionó, miró apresuradamente a los asistentes de Liam.

—Tranquilo, señorito.—Claire le sonrió.—¿Vamos ya?—Se dirigió a Liam.

—Sip.—Miró ahora a Will.—Ya sabes qué hacer.

Will asintió.—Que disfruten, señor.

Liam le sonrió y siguió junto con Rubén a Claire afuera de la cabaña.

—¿Me vas a decir dónde vamos?—Repitió de nuevo.

Esta vez Liam no respondió.

Unos minutos más caminando entre árboles, llegaron a una pequeña cabaña. Era más como una caseta. Estaba iluminada por fuera y por las ventanas se veían cortinas rojas y algo de luz por dentro.

—Aquí es. Espero que les guste.—Claire se despidió y se fue por donde habían venido.

—¿Y esto?—Rubén y Liam se acercaron a la puerta.

—Tu pequeña sorpresa.

Rubén miró a Liam, este sonreía a no más poder, tal vez le dolían las mejillas. Se le veía muy feliz.

Rubén sentía algo muy fuerte en su pecho, una sensación de felicidad y amor. Amor. Esto definitivamente era amor. No se arrepentía de sentirlo, solo lo asustaba un poco, no lo había sentido antes.

Juguemos a ser heteros (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora