~Capítulo 16~

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—¿Qué juego quieres?

—El que sea está bien.—Liam se sentó en el suelo y soltó los botones de las mangas y se las dobló.

Mucho más cómodo.

Ben de reojo vio como se veía Liam. Muy sensual... Espera, ¿sensual?  ¿Liam? Puaj. No, no. Definitivamente no.

Pero...Liam tenía un buen cuerpo, y con la ropa así, esa camisa blanca ajustada, con las mangas dobladas, resaltando sus músculos...Oh, por dios.

—¿Estás bien?—Liam miró al chico.

Rubén sacudió la cabeza disimuladamente, para deshacer esos pensamientos extraños.

—Sí, sí. Este juego. A ver quien gana.—propuso mientras se inclinaba hacia abajo para insertar el juego.

Liam no pudo evitarlo. No fue su culpa, lo jura. Tenía excusa, definitivamente.

Para ver el trasero de su alumno.

Técnicamente el joven se había agachado delante de sus ojos, habría sido imposible no mirar.

Liam lo estudió por un segundo... Se Rió ante el pensamiento, ¿estudiar? ¿El culo de Rubén? Que gracioso.

Lo analizó, era respingón y bastante grande. Rubén no hacía especialmente ejercicio, así que ese trasero vendría de herencia. Lucas tenía, pero Darío si que poseía un gran atributo.

Claro está, que nunca se lo había comentado a Su mejor amigo.

Liam había estado tan asumido en recordar  la figura trasera de Darío que no se percató cuando el muchacho se había girado.

Rubén lo miraba con los ojos entrecerrados.

—¿Qué hacías?—Preguntó, aunque esa cuestión iba unida a la de "¿qué estabas mirando?"

—Estaba observando cómo colocabas el juego.

—Ajá.—Se sentó al lado del mayor.

Sonrió. Bueno, era obvio que ambos se habían analizado físicamente. Estaban en empate.

(...)

Mateo había tirado todo a la basura, recogió y ordenó el comedor.

Cuando terminó, subió las escaleras de camino hacia su habitación.

—¡No me lo puedo creer!

Un grito -proveniente de la habitación de Rubén- hizo que se detuviera.

Sonrió descaradamente y se asomó por la puerta.

—¡Eso es trampa!—Se quejó su hermano.

—Claro que no. Es válido.—Liam sonrió.

Mateo se impresionó.

Liam parecía...Relajado. Transmitía tranquilidad, no se le veía tenso como normalmente.

El ojiazul frunció el ceño. Hasta hace poco se estaban peleando indirectamente, y ahora estaba jugando como dos colegas de instituto.

El hermano gemelo iba a entrar a la habitación e irrumpir. Pero la carcajada de Liam y Rubén le hicieron detener.

<Solo porque os estáis divirtiendo>

Mateo se dirigió a su habitación. Por una vez no molestaría al inútil de su hermano.

Juguemos a ser heteros (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora