~Capítulo 38~

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—¿Liam?—Rubén se estaba colocando la camisa del uniforme mientras bajaba por las escaleras.

El recién llamado estaba en el sofá -aún sin camisa y únicamente con un pantalón de chándal- y mirando su móvil con una expresión tensa y medio preocupada. Cuando fue llamado apagó el móvil y se levantó para acercarse al menor.

Rubén frunció el ceño.

—¿Todo bien?—Preguntó.

Liam apoyó sus manos en los hombros del más bajo. Asintió.

—Sí, sí. ¿Nos vamos?—Volvió hacia el sofá y cogió una sudadera.

—¿Me vas a dejar a casa?—Rubén se colocó la mochila.

—Sí, pero primero quiero decirte unas cosas.—Se sentó.

—¿Dime?

—Bueno, principalmente...-

Un mensaje lo interrumpió

Tom:
Voy para tu casa ahora mismo. Deja de ignorarme.

Liam se sorprendió. Se levantó sobresaltado y cogió del brazo a Rubén.

—Mejor vámonos. Te lo diré de camino a tu casa.—Dijo cogiendo las llaves y saliendo del departamento.

Rubén miró preocupado al rubio. Parecía huir.

—Te dejas el móvil.—Avisó al verlo en el sofá.

—Lo dejo.—Contestó.

Cuando llegaron al estacionamiento, subieron al coche, Liam arrancó rápidamente y salió de la misma forma. No dejaba de mirar por el espejo retrovisor.

—¿Todo bien?—Rubén volvió a preguntar sonriendo. Era extraña la situación pero también graciosa.—¿Escapamos de algo?

Liam lo miró y volvió su vista el frente

—No. Como sea, lo que iba diciendo. No quiero que estés triste, sé que te has encariñado conmigo, tal vez acostumbrado, pero no bajes tus ánimos solo porque me haya ido.—Soltó sin más.

Rubén lo miró.

—¿Vas a hablar ahora de eso?—Cruzó los brazos.

—Quería disculparme. No me despedí, no te dije motivos. Eso tal vez te puso así. No quiero que te sientas de esa forma. Quiero arreglarlo.

—¿Eso significa que volverás a darme clases particulares?

Liam negó.

—Lo mejor es que no.

—Definitivamente no te he cogido cariño ni me he acostumbrado.—Le contradijo.

Liam sonrió.

—Pues yo si te he cogido cariño a ti. También me he acostumbrado a verte diariamente, tus quejas, tus faltas de deberes, tus preguntas tontas, tus riñas hacía mi. No han pasado tantos días, pero realmente lo extraño...—Lo miró.

Rubén sintió un sentimiento cálido en su pecho. Esto era malo.

El menor no dijo nada. Se quedaron ambos en silencio hasta que un mensaje le llegó al pecoso.

Papá Lu:
Darío y yo hemos ya conseguido quien te de clases. Empieza mañana. Por cierto, ¿cuándo vienes? Es tarde. Liam no contesta los mensajes.

Ben:
¿Ya? ¿Quién es? ¿Como se llama? Yo tenía una propuesta para vosotros, pero ya nada. Estoy de camino, Liam se ha olvidado su móvil.

Juguemos a ser heteros (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora