~Capítulo 65~

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El capítulo es extremadamente largo, comparado a mi estilo de duración. Os pido perdón.
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Rubén se encontraba guardando los libros en su mochila mientras miraba con atención cada pupitre en la clase.

No estaba.

Sian no estaba.

El chico no le había avisado de que no vendría al instituto. Fue muy raro.

Se colgó la mochila sobre sus hombros y se dispuso a salir de la clase.

Rubén quería ver a Sian. Después de todo, el curso ya acababa y no lo vería tan seguido. Claro que podían verse fuera, pero no frecuente ni diariamente. Rubén no sabía mucho de la vida fuera del instituto de Sian. Su amigo pelinegro no hablaba sobre ello y se le preguntaba siempre evadía el tema.

Rubén únicamente conocía, por lo que pudo observar, que a Sian le disgustaba la idea de volver a su casa cada día.

No sabía la razón. Suponía que los padres de su amigo eran muy sobreprotectores.

Pero sospechaba que nada bueno ocurría en ella. No después de que algunos días a lo largo de los meses, Sian llegaba tarde a primera hora con ciertos moretones en su mejilla y marcas de dedos en sus muñeca. Y aunque haya tratado lo más posible de ocultarlas con maquillaje, seguían siendo obvias.

Rubén no le había preguntado al respecto. Aunque se preocupaba profundamente.

Tal vez esta tarde lo visitaría.

Ben:
Hey, ¿por qué no has venido? :'(

El mensaje no llegaba.

Mmm.

Raro.

Rubén decidió llamarlo.

Pi, pi, pi...

—El número que usted ha marcado no se encuentra disponible en estos momentos. Inten-

Rubén colgó.

¿Era en serio?

Tenía el leve presentimiento de que algo no iba a bien.

Bien. Iría directo a su casa.

(...)

—Eh, hermanito.

Rubén miró por encima de su hombro como su hermano se acercaba a él mientras se despedía apresuradamente de sus amigos.

No dijo nada cuando estuvo a su lado, siguiendo su rumbo hacia afuera del instituto.

—¿Tienes prisa?—Mateo aceleró El paso para ir a su ritmo.

—Voy a ver a Sian.—Contestó.

Mateo tardó en hablar, parecía estar debatiéndose entre preguntar o morderse el interior de su mejilla para no hablar.

Lucía estar entre un dilema.

Rubén aguantó un suspiro. ¿Por qué ellos eran iguales en ese sentido? Sian hace poco también se había mostrado preocupado por saber dónde se encontraba Mateo esos días que no había asistido en clase pero se aguantó de cuestionar.

Juguemos a ser heteros (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora