Juguemos a ser heteros (2)

~Capítulo 47~

Cuando el timbre sonó, todos los alumnos empezaron a recoger lo que tenían en la mesa, aunque la profesora no hubiera terminado de explicar.

La señora iba a replicar, pero resopló y se giró hacia la mesa para también recoger sus cosas. Ella también quería irse.

Rubén se puso la mochila en la espalda y se giró a ver a su amigo, que estaba en otro sitio.

Le hizo un amago con la cabeza, En forma de despedida. Le dio una sonrisa y salió de la clase.

Tenía prisa. Por eso.

Una sonrisa tonta se posó en sus labios.

—¡Rubén!

El recién llamado miró hacia atrás sin detenerse.

—Oye.—Sian lo alcanzó.—Pensé que tal vez me había vuelto a equivocar.

Rubén lo miró.

—¿Qué?

—Nada.—Sian siguió el paso acelerado de su amigo.—¿Por qué tanta prisa?

—He quedado con alguien.—Se encogió de hombros.

—¿Con quién? ¿Una cita?—Sonrió y le dio un codazo.

—Nop.

Rubén estaba seguro de que era una cita, pero probablemente su amigo le acompañaría hasta la salida y vería que Liam  lo estaba esperando. Tal vez no se tomaría muy bien que un alumno tenga una cita con un profesor.

Aunque el lado bueno era que Liam no le daba ninguna clase, así que si los viesen juntos no pensarían que es por interés.

—Holaaaa.

Rubén miró como su hermano se les acercaba.

—Hol-

El saludo del menos pecoso fue interrumpido por la mano de Mateo en su cara. Se suponía que era algo cariñoso de su parte. Solo era molesto.

—Hey.—Pasó por detrás de Rubén y se puso al lado de Sian, rodeando sus hombros con su brazo.

—Hola.—Sian miró disimuladamente a Rubén.

Rubén le dio una mirada.

También cayó en cuenta. Podían confundirlo con Mateo. Liam si daba clases a Mateo. Tal vez a él si le causaría problemas.

Ya vería como lo solucionaría si eso ocurriese.

Al salir del edificio, vio a lo lejos un coche que le resultaba gratamente familiar.

—Me voy. Adiós.—Corrió, alejándose de sus amigos.

Sian y Mateo se miraron.

—¿Me ignora?—Sian vio a su amigo irse.

Mateo se le quedó mirando.

—Creo que nos ignoraba a los dos.

Los chicos observaron como Rubén saludaba a Liam. Ambos entraron al coche.

—¿Se va con Liam?—Sian puso su mirada nuevamente en el hermano gemelo de su amigo.

Mateo tenía los ojos entrecerrados, como analizando la escena. ¿Los dos se iban juntos sin decir nada? Que traviesos.

Las esquinas de sus labios se curvaron hacia arriba.

—¿Mateo?

Mateo vio al coche irse y luego conectó su mirada con esos ojos raros, del chico de al lado.

—Dime.

—Nada.—Negó con la cabeza.—Ya me tengo que ir.

Se soltó del agarre del pecoso y empezó a caminar.