~Capítulo 60~

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Liam bajó rápidamente las escaleras mientras tocaban intensamente el timbre de su puerta.

—¿Quién será?—Preguntó a la nada, solo estaba él en casa.

Le parecía raro que llegara alguien directamente a la puerta de su departamento. De primeras debería haber tocado el telefonillo, pasar delante del corrupto del portero y llegar a la puerta de su hogar.

Se asomó a mirar por la mirilla.

Estaba oscura. Seguramente la persona del otro lado habría puesto un dedo en ella.

—¿Quién es?—Dijo.

No hubo respuesta, así que le tocó abrir.

Sus cejas se alzaron sorprendidas.

—¿Ben? ¿Qué haces aquí? ¿No deberías est-

Se calló al ver los ojos rojos del chico, huellas de lágrimas en sus mejillas, su entrecejo estaba fruncido y sus labios temblaban.

—¿Estás bi-

Rubén lo empujó, para después de tirarle algo a la cara.

—¡Esto es pura mierda!—Gritó.

Liam miró el pequeño papel en el suelo, luego a Rubén.

—¿Qué te pasa?—Ahora se sentía muy confundido.

—¡Eso me pasa!—Respondió, señalando las hojas en el suelo.

Liam frunció el ceño y se agachó a recoger aquella carta. Rubén entró dentro del apartamento aún sin ser invitado.

—¡No puedo creerme que hayas estado todo este tiempo conmigo, sabiendo que te ibas a casar!

Liam se quedó inmóvil, a medio camino de coger aquel papel. Cerró los ojos con fuerza. Mierda.

Sabía que debía habérselo comentado hace tiempo, mas pensó que no era necesario. No pensó que eso de la boda se fuera a realizar. Él era malo mintiendo y ocultando cosas, ¿por qué creyó que aquello no saldría a la luz? Ahora la había cagado profundamente. Rubén parecía dolido, y sobre todo, muy enfadado. De cualquier forma, lo entendía, era normal aquella reacción.

Liam se incorporó, leyendo la invitación. La apretó en un puño, arrugándola, deseando que se desintegrara en ese preciso momento. No. Anhelando que lo hiciera mucho antes, que no hubiera llegado al buzón de Rubén. ¡Qué ni si quiera se hubiera impreso con aquellas palabras, con su respectivo nombre firmando!

—Puedo explicarlo.—Dijo dándose la vuelta, encarando al chico.

—¿Explicar qué exactamente? ¿Que has estado jugando conmigo todo este tiempo? ¿Que jugabas al hombre que probaba estar con otro hombre? ¡Te vas a casar con una mujer ahora! ¿Vas de hetero?

Eso molestó a Liam.

—¿Qué? Eso no tiene ningún sentido. En ningún momento dije que era únicamente gay.—Corrigió—Me gustan ambos géneros. Además, no estaba jugando contigo.

Era cierto que prefería más a los hombres que a las mujeres, pero eso no quitaba el hecho de que podía estar con alguien del género femenino. Aunque eso era muy poco probable.

Rubén sintió como su pecho se hundía de una forma dolorosa, desgarrándole el corazón; Liam no había negado que se iba a casar.

—¿Entonces por qué estabas conmigo, teniendo tu matrimonio tan cerca?

Liam dio unos cuantos pasos hacia el menor.

—¿"Por qué", dices? Porqu-

—Porque solo estabas jugando conmigo, no inventes excusas, no trates de negarlo.-Interrumpió.

Juguemos a ser heteros (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora