PARTE 2 REDENCIÓN (CAPITULO 42):

353 35 9
                                    

NOTA INICIAL DE AUTORA: EN MULTIMEDIA MARÍA. Y MIREN QUE CURIOSO. USTEDES SE LA QUERÍAN IMAGINAR ARMADA Y CON CARA DE DROGADA. AHÍ LA TIENEN. (LA DEL MEDIO) GRACIAS A GIA POR SUBIRLA A SU IG  :3

Eran las siete treinta de la noche, cuando él llegó a la casa, luego de salir del centro, y llevar su auto a reparación. Una que al parecer lo dejaría sin transporte personal los próximos dos o tres días. Era daño de motor y por llevarlo tan tarde y con tan poca disponibilidad de los mecánicos, tendría que esperar.

Descargó la chaqueta en el perchero y vio una nota en la mesita, tanto como el contestador, titilando con mensajes. Tomó primero la hoja, leyendo lo que decía. Un mensaje de la señora Mónica, anunciando que había tenido que salir de la casa, por una emergencia con su madre. Que la cena estaba lista en unas ollas y solo debía calentarse. Esperaba que la mujer se pusiera bien. Arrugó el papel, echándolo en la papelera. Miró después los mensajes, de su cuarto, cuando se removía la camiseta.

Uno era de Antonella. Los otros dos, de su supuesta madre y el director de la facultad de idiomas. Los escuchó.

"—No quieres contestar a mis llamadas. Bien. Pero el mensaje si tendrás que escucharlo. Lo siento. ¿De acuerdo? Solo quería decirte eso. No quiero que nuestra amistad se dañe. Te dejo en paz. Espero me perdones y podamos hablar de nuevo. Un abrazo—"

Negó con la cabeza. Aburrido.

Si en serio lo fuese a dejar en paz, dejaría de llamar y mandarle mensajes para decírselo. Las cosas eran de hechos. No palabras. Siguió el pitido, y luego el de Evangelina.

"—Hola querido. Espero estés bien. Porque te he llamado estos días y no me contestas. Incluso he tenido que pelear con Fernando, porque él no ha querido entregarte el teléfono, diciendo que duermes mucho. Espero que me llames. Porque tengo que pedirte algo. Estoy disponible en cualquier momento. Te quiero—"

Si no la había llamado, no era solo porque durmiera. Era porque estaba en constante vigilancia de María. Acompañándola en todo y tratando de hacerla sonreír. Y como no deseaba interrupciones de ningún tipo, simplemente había apagado el teléfono. La llamaría en un rato. A ver que deseaba la señora.

Pasó al mensaje del director de la facultad. Sorprendido, porque le hablara en ese medio y no mediante los correos institucionales.

"—Buenas tardes, señor Osorio. Esperamos se encuentre bien. Le dejo este mensaje, porque en días anteriores quise comunicarme con usted, para informarlo de la reunión del día de mañana en la universidad, con toda la planta de maestros. Organizaremos el nuevo calendario de la facultad, para el semestre que se acerca en unas semanas. Pero no ha contestado a ninguno de mis correos. Así que quiero que sepa, que será en el salón de juntas de la facultad, en el tercer piso, al medio día. Será un almuerzo de profesores. No falte—"

Borró los mensajes.

Menos mal había escuchado el último justo ahora. O se habría perdido la reunión, y estaría en problemas con la facultad. Se lavó las manos, caminando hasta la cocina, con el teléfono en la oreja, llamando a la mujer que le dio la vida, para calmar los desesperos de Evangelina. Encendió la estufa para calentarse la cena y esperó mientras daba tono.

—Gabriel—casi gritó del otro lado—hasta que por fin te dignas a llamarme—

—Buenas noches, Evangelina—

— ¡Como que Evangelina! Deja esa sequedad, soy tu madre—

—Yo decido cuando será el momento en que te llame así. Y créeme que no es el momento. ¿Para qué me necesitabas? Encontré tu mensaje en el contestador—

Gabriel Corazón. L1 de la Bilogía: El ángel de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora