PARTE 2 REDENCIÓN (CAPITULO 50):

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Cuando llegamos a enfermería, Manchas ya estaba en una camilla, con su tutora y Gabriel levantándole los pies. Despierta, aunque un poco desorientada. Mientras yo entraba con el doctor, la hermana de Manchas, permanecía lejos en la puerta, algo cohibida y apenada. Me quedé de pie junto a Gabriel, mientras Fernando caminaba a la cabecera y le tomaba una mano, rozando tambien su cabeza.

—Isa. ¿Cómo te sientes?—

—Algo mareada. Gabriel me dice que me desmayé. ¿Es verdad?—

—Fue por esa chica—respondí yo.

— ¿Dónde está ella?—se la indiqué.

Continuaba afuera, temiendo provocar algo peor si entraba.

—Espera afuera—Fernando nos miró a todos, sin soltarle la mano.

—Esa chica—empezó Gabriel—se apareció en el comedor, buscando a Manchas. Dice que es su hermana. Eso fue lo que te dijo. ¿No?—

—Dijo que era mi hermana. Habló de mi madre. Pero no pudo explicarme más. Estaba asustada. Mi vista empezó a ponerse borrosa. El corazón se me aceleró. Lo último que recuerdo fue despertar aquí—

—Fue un desmayo. La impresión—concluyó el doctor—es mejor que te quedes recostada un rato más. Y en un momento revisaré tus signos vitales solo por seguridad—ella asintió, sonriéndole.

—Pero quiero hablar con ella. Necesito saber la verdad—

—Por ahora no—

— ¿Porque no?—

—Es un tema serio. Tienes que pensar—ella negó.

—Yo no necesito pensar nada, Fernando. Esa chica es mi hermana, quiere hablar conmigo. Y necesito respuestas. Y la única que me las puede dar es ella—trató de sentarse, pero el doctor lo impidió.

En parte ella tenía razón. Aquí no había nada que pensar. Se necesitaba hablar.

— ¿Y si es una impostora? Las calles parece que no te hubieran enseñado nada, Isa. ¿Qué sabemos si en serio dice la verdad?—su hermano rió.

— ¿No has reparado bien en ella, Ferny? Tienen rasgos idénticos. No es necesario pensar en trampas de la otra chica. Empezando porque...—miró a mi amiga—no te sientas mal, Manchas. Eres valiosa. Pero, ¿Qué querría obtener su supuesta hermana de ella, si no tiene nada? Manchas se tiene solo a sí misma, un duro pasado en los hombros, y a nosotros. Dudo que sea eso lo que quiera de ella—

—No quiere nada de mi—la miramos—me quiere a mí. Me lo dijo—inhaló hondo—háganla entrar, y déjenme a solas con ella—

—Isabella...—empezó Fernando.

—Váyanse y déjenme con ella. Y sin excepciones, Ferny—

— ¿Y no quieres pensarlo unos segundos? ¿O esperar un rato más a que te recuperes?—ella me miró.

—Chata—asentí a regañadientes, entendiendo lo que me pedía.

Entendía a Fernando, pero tambien la entendía a ella. El, quería protegerla. Ella, conocer la verdad. Y aunque en parte el doctor tambien era mi amigo, Manchas llevaba más años siéndolo. Y tambien a pesar de que no me diera buena espina esa chica, tenía que cumplir los deseos de mi amiga. Y el primero de ellos, era que la ayudara a sacar al doctor del cuarto.

Tiré de su mano, haciéndolo salir a regañadientes, mientras ella se sentaba en la camilla. Gabriel ya hablaba con la supuesta hermana de Manchas.

— ¿De verdad ella quiere hablar conmigo?—me miró a mí, esperando un apoyo o una palabra de aliento, que nunca le di—porque si aún se siente mal... lastimarla es lo último que quiero—

Gabriel Corazón. L1 de la Bilogía: El ángel de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora