Miró atónita, la presencia de los dos. Su padre se había enterado que ambas le habían ocultado el secreto. No estaba muy contento. Y con motivos. El debería haber sido el primero en enterarse. Pero Jhoa y ella habían llegado al pacto de que lo sabría más adelante. Ese más adelante había llegado.
—Exijo una explicación, Isabella—la señaló—traía a Jhoannita para que la conocieras, ahora que regresas a casa conmigo. ¿Y al llegar a la portería del centro, me salen con que ya la conocían a ella desde hace varios días?—
Los miró a los tres. A María, que parecía incomoda en medio de la situación, a su hermana, que tenía miedo de las reprimendas de Mirito, y a su padre. La cara roja y la desilusión en los ojos.
—Papá. Jhoa y yo podemos explicarlo—extendió las manos en son de paz.
—Eso es justo lo que deberían hacer—se cruzó de brazos—y empiecen. Porque no tengo todo el día—
Volvió la vista a su amiga.
— ¿Nos puedes dejar a solas, nena? Creo que este es un asunto que tenemos que resolver en familia—ella sonrió.
—De acuerdo. Estaré en el jardín un rato. Si ves a Gabu le dices donde me encuentro—se retiró.
—Y me puedo suponer que tu amiga tambien lo sabía—suspiró, moviendo la cabeza muy despacio.
—María nos ayudó a guardar el secreto. De hecho todos en el centro lo sabían—
Eso pareció molestarlo aún más. Lo siguieron con la mirada, mientras daba vueltas como un león enjaulado.
—Papá...—empezó su hermana.
—Tú cállate. Tu hermana me lo va a explicar—le gritó— ¿toda esta panda de desconocidos lo sabían, y yo que soy el padre, el último en enterarme?—
—Papá. Ambas sabemos que hicimos mal en no decirte nada, pero fue porque temíamos que de tu saberlo, no dejarías que mi hermana volviera a visitarme. La verdad es que fue toda una sorpresa que ella llegara. El parecido de las dos y la prueba de ADN—el padre miró a Jhoanna.
— ¿Por qué lo hiciste?—levantó la mirada— ¿Por qué viniste, a pesar de que te dije que no lo hicieras?—
—Porque me moría por conocerla, papá. ¿No habrías hecho lo mismo si hubieses sabido que tenías por ahí una hermana, tan especial como lo fue mamá y que tal vez justo ahora te necesitara?—
—No. Porque sabía que ella estaría mal y primero se tendría que recuperar. Pudiste haber molestado a Isabella—
La pelea que estaban teniendo, consideraba ella, que era un absurdo. Habían violado una orden de su padre. Una que era tonta, porque Jhoanna tenía todo el derecho a conocerla. Y antes a ella le había sentado bien tenerla cerca, para que le diera apoyo. Para eso estaba la familia.
—Ella en ningún momento me molestó, papá. Antes me hizo bien. Me asustó mucho el conocerla al principio, pero se ha convertido en mi soporte y en mi amiga—le tomó la mano—no te enojes, viejo. Hicimos lo que creíamos correcto. Esto jamás hubiese pasado, si me contaras las cosas desde el comienzo. Muchas veces viniste a verme y no mencionaste la presencia de una hermana. Si alguien tambien pecó por tener secretos, fuiste tú—desvió la vista, apenado.
—Papi, ¿en serio quieres que nuestra relación se dañe, solo por esconder un pequeño secreto? ¿Después de lo que hemos sufrido los tres?—ella miró a su hermana—tu solo nos tienes a nosotras. Así como Isa y yo nos tenemos la una a la otra y a ti. No sabes por las cosas que ella ha pasado, por las que pasé yo, sintiéndome sola, y por las que debes haber pasado tú. Olvida toda esta tontería—ambas se abrazaron.
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Gabriel Corazón. L1 de la Bilogía: El ángel de mis sueños
RomansaMaría, fue abandonada por su madre en un orfanato, cuando solo era una bebé. Y a sus doce años escapó. Dispuesta a buscarla y pedirle explicaciones. Ahora con veintidós años, conoce todas las drogas que pueden existir y vive entre la inmundicia que...