Estaba cansado de todo esto, me sentía terrible, no podía continuar con mi vida, sonó el timbre y yo salí lo más rápido que pude para dirigirme al techo de la academia iba acabar con esto de una vez por todas, todos voltearon a verme; unos gritaban "¡hazlo!", otros simplemente se pusieron a grabar, puse un pie por delante para hacerlo pero antes de que pudiera hacerlo alguien me detuvo.
—¡No lo hagas!—me dijiste pero luego comenzaste a llorar.
—¿por que lloras?—te pregunte.
—por que la persona que amo ya no estará más—respondiste y te aferrabas a mi espalda.
—puedes continuar adelante—te dije.
Tú solo negaste con la cabeza, no quisiste soltarme por nada en el mundo, no me quedó de otra más que voltearme, tu seguiste con el abrazo y frotaste tu rostro en mi pecho, me sentía extraño nunca antes había recibido un abrazo, se sentía tan cálido, normalmente la gente huía de mi, por primera vez sentí que volví a renacer.
—esta bien ya no lo haré—te dije para luego acariciar tus cabellos eran tan suave y de un color castaño.
—¿lo prometes?—volteaste a mirarme.
Yo me quede embobado a ese mirada tuya me pareció lo más tierna, como si un niño hiciera algo malo pero está arrepentido y como recompensa lo llevas por un helado.
—lo prometo—dije y tú seguiste llorando.
Después de eso salimos tranquilamente claro que tú tomaste mi mano realmente no me importó, de hecho aún mi sigue pareciendo raro esto, pues nunca en mi vida te había visto por la academia hasta ahora pero me alegra que allas aparecido, creo que ahora te haz convertido en un motivo de mi vida para seguir adelante. Hasta el día de hoy, vivimos como una pareja, mi historia sería otra si no hubieras aparecido ese día con tu rostro lleno de lágrimas.
—¿en qué piensas amor?—preguntaste y me miraste con esos ojos que tanto me gustan.
—en lo maravilloso que es mi esposo—te tome de la cintura y te di un beso en los labios.
Me correspondiste el beso, nos quedamos así hasta que vinieron los niños corriendo para interrumpirnos.
—¡papá!—gritaba mi hija Maria.—¡Peter rompió tu lámpara favorita!—yo solo la tomé en mis brazos mientras veía a Peter.
—¡no es cierto papá!—respondió mi otro hijo con cierto nerviosismo, sabía que había sido un accidente pero quería que continuara—¡dile Harley!
Harley tenía dos años así que solo negó con la cabeza y corrió hacia los brazos de Tony para comenzar a culparlo también.
—el ohizo dada—dijo Harley con una sonrisa.
—¡pequeño traidor!—suspiro—lo siento papá se que dijiste que no podíamos jugar en tu habitación pero..—no lo deje terminar.
—no te preocupes Peter mientras no les haya pasado nada por mi está bien pero me tocará limpiar los pequeños trozos después no queremos accidentes—dije tranquilamente.
Y así pasamos el día limpiando los pequeños destrozo de mis hijos, realmente ame el día que decidiste aparecer en mi vida de ese modo.
—gracias—dije para luego ir con mi familia una vez que termine.