La morgue

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—Sam y yo saldremos a comer algo ¿seguro que no quieres venir?—pregunto Bucky.

—Seguro, gracias de todos modos—dijo con un suspiro—me tocó trabajar hasta más tarde así que nos vemos despues

Steve vio como su amigo su encogía de hombros y se dirigía con él moreno.

Ese día le tocaba preparar uno de los cuerpos que habían llegado esta mañana, los familias habían venido para avisarle de cómo debía lucir y todo eso, así que no le quedó de otra más que aceptar su hora extra. Al descubrir el cuerpo no pudo evitar llevarse por la gran belleza del cuerpo inerte que hacía postrado de aquel hombre, no supo por cuánto tiempo se había perdido en sus pensamientos viendo los mío posibilidades de haberse enamorado de ese hombre, salir juntos mientras sostenían sus manos, lastima que la realidad era otra, lo miró entristecido y con resignación comenzó por la incisión para extraer sus órganos.

—Tony Stark—leyó la pequeña etiqueta que hacía en sus pies—quien lo diría, una bala perdida por su cráneo, no te preocupes quedarás bien estás en buenas manos.

Para él era normal hablarle a sus "pacientes" incluso su amigo Bucky había logrado bromear con uno de los cuerpos sangoloteandolo como si de un títere se tratara, a pesar de haberle regañado no pudo evitar soltar una pequeña risilla.

Negó con la cabeza negando ante aquel recuerdo, continuo con su trabajo, hasta lograr dejarlo vacío, coció el lugar donde había hecho la cortada y comenzó a inyectarlo para que el cuerpo del castaño durara más durante la velación, colocó su traje e incluso le maquilló un poco para que su piel pudiera tener algo de color y no esa fea pálida piel que mostraba.

Una vez terminada su labor se quitó sus guantes y se lavó muy bien las manos, observó por última vez al castaño y salió para realizar la llamada de que podían recoger el cuerpo de aquel hombre.
Los minutos se le hacían eternos, a pesar de ser las 6:20 pm sus párpados se mostraban cansados tal vez Bucky tenía razón, después de todo tenía que descansar y estos últimos días no había logrado mantener sus ojos cerrados por todo el estrés que le había ocasionado los 3 trabajos en los que impartían, uno donde daba clases de dibujo y pintura a unos pequeñitos de entre 5 a 12 años, el otro era que trabajaba en una cafetería y por último en la morgue; esto le ayudaba para mantener su existencia entre el mundo y mandándole dinero a su vieja madre que tenía mucho que no veía desde que llegó a New York.

Sus ojos estaban por cerrarse cuando sintió un tibio tacto en su hombro.

—¡No estoy dormido!—grito, parpadeo un par de veces para por fin obtener la visión enfocada a la mujer de cabellos dorados.

—muchas gracias, por cuidar de mi Tony—contesto la mujer.

Un hombre alto de tez morena y otra mujer peli-naranja se acercaron junto detrás de la mujer, algunos hombres llegaron con la el ataúd para depositar el cuerpo, no pudo evitar mirar entristecido a la mujer que se desgarraba al ver a su hijo postrado en aquella camilla. Siempre era así, pero tenía que ser fuerte por el trabajo que tenía, se acercó a la mujer para darle palabras de ánimo para que la mujer dejara de pensar en lo malo que había sucedido con su hijo.

—tienes razón muchacho, por lo menos mi Anthony—pasó una toallita por sus ojos delicadamente—alcanzara a su padre desde lo más allá, pronto ambos me estarán esperando con los brazos abiertos, tengo que ser fuerte por ellos.

La mujer lo abrazó por última vez y se retiró junto con los otros hombre que subían el ataúd con el cuerpo abordó.

Los otros dos solo le agradecieron con un apretón de manos y le dieron su paga.

—oh no a mi no es a quien deb—la mujer le sonrió y se acercó.

—este va de la casa, tú fuiste quien quizo ayudarnos después de todo—le había sonreído con una calidez que jamás imagino—soy Virginia Potts, te dejaré mi tarjeta en caso de que decidas cambiar de opinión.

Pequeñas historias (stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora