Una maldición había caído sobre él o eso era lo que decía su padre cada vez que lo encontraba viéndose en el espejo, así que había mandado a romper todos los espejos de su casa incluso dejaron de utilizar cosas de vidrio para utilizar vasos de plásticos pero refinados, no sabía él por qué su padre había hecho una exageración pero al no le importó y aún podía verse en la escuela o bueno eso es lo que había pensado.
—Stark tu padre a mandado hacer un baño especial para ti, así que acompáñanos—la maestra se había molestado en llevarlo.
Suspiro y se adentró la verdad es que no tenía ganas de ir solo quería verse de nuevo con el, pues tenía mucho que no hablaban desde que su padre había mandado a romper todos los espejos incluso le había quitado su celular eso se volvió un problema para él, se lavó el rostro y salió para dirigirse a su salón.
No logró concentrarse en toda la clase, una idea cruzó por su cabeza, dirigió su mirada hasta la pelirroja que se encontraba maquillándose, acercó su cabeza para susurrarle:
—oye Nat—la chica la ignoro—Natasha—volvió hablar—¿puedes prestarme tu espejo.
La chica lo miró raro, terminó de maquillarse y le tendió el espejo en la mano, Tony lo tomó rápidamente y ahí lo vio de nuevo.
—te extrañe—hablo bajito para que no lo escucharan.—de verdad lo hice, dime ¿me extrañaste?
—claro que lo hice—respondió la persona que se encontraba del otro lado del espejo.
La chica lo miró de reojo, el castaño estaba hablando con su espejo lo que le pareció extraño así que le pidió que le devolviera su espejo pero este lo ignoro.
—¡dámelo Tony!—grito pero bajito.
—¡espera Natasha!—ambos lo jalaban hasta que el espejo se rompió—¡NO!
—¡Stark!—el maestro indicó la puerta—¡agarra tus cosas y te sales del salón!
Y así lo hizo miró a la pelirroja con enfado y esta le mostró el dedo por haberle roto su espejo, tomó un trozo de los que se encontraban tirados y salió, se dirigió de nuevo al baño seguida por una maestra otra vez, pero lo dejó pasar, se encerró en el baño con el pequeño trozo de cristal que tenía en sus manos se miró de nuevo en el espejo, al principio estaba su silueta pero después cambió por un fornido chico de cabellos rubios.
—te metiste en problemas por mi culpa lo siento Tony—se disculpó con un tono triste puesto que siempre que se veían, el castaño era quien salía perjudicado.
—no, tranquilo no es nada por lo menos puedo verte—dijo con una sonrisa.
—bueno aún podemos ir por helado—dijo devolviéndole la sonrisa.
—¡esa es una buena idea!—giró el picaporte abrió la puerta lentamente y salió corriendo.
No había sido la primera vez que se escapaba del colegio, por algo sus padres habían hecho eso, aún recuerda qué pasó por 3 padres para que lo bendijeran pero él no estaba poseído y no estaba loco como la vez que lo llevó su padre a un hospital psiquiátrico en el cual también se escapó.
—tranquilo Tony verás que pronto ya todo pasará—dijo el rubio tratando de animarlo.
—si las cosas fueran tan fáciles Steve—río con ironía—mejor dejemos esto por el bien de los dos.
—esta bien—el rubio se quedó en silencio.
Podía escuchar como las personas murmuraban sobre el: "mira está hablando solo" "seguro que las brujas lo hacharon un hechizo" "eso pasa si no vas a misa" "¿esta loquito?" "No amiga tal vez se le safo un tornillo"; ya estaba acostumbrado a esos comentarios desde que era niño, cuando steve apareció en su vida, las personas que se encontraban a su alrededor dejaron de importarle incluso se había distanciado de sus amigos por lo mismo.