El amor es una mierda

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Siempre había odiado, las cursilerías, a las parejas, tenía miedo el que pudiera enamorarme y sufrir como lo habían hecho algunos de mis amigos, ¿sufrir por amor? que patético se había oído eso, pero nunca pensé que él amor llegaría a mis pies en un abrir y cerrar de ojos, sabía que estaba cometiendo un error al aferrarme a esa personas pero es algo que no iba poder evitarlo yo lo amaba demasiado.
¿Saben lo que es dejar todo para estar con esa persona y que te allá dejado?, recuerdo que ese día mi padre, desaprobó mi relación con él por que no quería admitir que su hijo gustaba de hombres, mi madre se decepcionó, discutí y perdí a mis amigos.

—calma Tony puedes vivir en mi casa—me abrazo por la espalda.

—gracias—correspondí el abrazo permitiendo soltar algunas lágrimas por lo mal que me sentía.

Él me prometió darme refugio,yo como lo amaba tanto había aceptado y así fue vivimos juntos durante un tiempo hasta que un día llegue y se estaba besando que ingenuo era en aquel entonces, lo descubrí besándose con una chica y nuestra casa.

—¡eres un idiota Peter!—grite, subí las escaleras a tomar mis cosas.

—Tony déjame explicarte...

—explicarme ¿Que Peter Quill?—mis lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas mientras empacaba mis cosas.

—pues tal vez si tú hubieras aceptado tener relaciones conmigo.

Hice puño mis manos y me acerqué a él para darle un puñetazo en la cara.

—adiós Quill—solté un portazo para después dirigirme a la salida.

—¡lárgate ni quien te necesite!—pude oírle que grito.

Nunca me había sentido tan humillado de esa forma, en mi vida creí que algo así me sucedería, ¿que había hecho mal? Era lo que siempre me repetía en mi cabeza cada día.

Había pasado unas semanas de aquel suceso, me encontraba caminando entre las frías calles de New York, estaba goteando, escuché como gruñía mi estomago así que cheque mi bolsillo solo tenía unas pocas monedas , suspiré y me dirigí a un café que se encontraba cerca por aquí, lo único que pude pedir fue una taza de café y fue lo que pedí, solté un suspiro sabía que un café no me llenaría el estómago pero por lo menos podía tomar algo caliente mientras el frío se me pasaba, estaba tan metido en mis pensamientos que no puse atención al pequeño sonido que emitió la campanilla que significaba que alguien había entrado.

—Tony—esa voz no podia ser el ¿que hacía él aquí?.

—no te me acerques—me levante de mi asiento dejando las monedillas sobre mi café.

—Tony por favor—me tomó del brazo.

—por favor nada—logre liberarme y corrí lo más rápido que pude.

Me sentía un idiota el haber dejado todo por una persona como pude hacerlo, yo Anthony Edward Stark  quien juro no enamorarse por lo cursi que podría llegar hacer ahora se encontraba llorando por una estupida persona la cual le traicionó y resulta que ahora quiere volver diciendo que había cometido un error el haberlo dejado.
Deje de escuchar sus pasos así supe que ya lo había perdido de vista. Continué mi camino hasta llegar a un parquesito y me senté en la orilla de una fuente.

—¿en que me equivoque?—logre escuchar unos sollozos, al parecer provenían del otro lado de la Fuente.—tal vez no fui lo suficiente para ti—volvió a decir entre hipidos.

Dudaba en si acercarme por qué no era mi problema, pero tal vez podía animarle un poco, no lo sé... fue lo que pensé me levante sin hacer mucho ruido, me senté a su lado y le acaricié la espalda logrando llamar su atención, al mismo tiempo provocando que este se sobresaltara y me mirase de forma confundida.

—¿también vienes a llorar a este sitio?—me pregunto tratando de limpiar sus ojos con su manga, llevaba un traje negro, me daba una idea sobre su caso pero queria confirmar mis sospechas indagando un poco.

—si...tuve un problema ¿quieres hablarme del tuyo?—él me miró raro pero aún así se reacomodo para pasar su mirada en mi, pude notar el color rojizo de sus ojos, producto del llanto que habia tenido, suponia que debio estar llorando por un par de horas.

—yo...—suspiro antes de continuar—iba a casarme—me mostró el anillo y luego soltó una leve risa yo solo pude observarle con ojos triste—¿que irónica es la vida verdad?—no respondí por que realmente no era necesario—creí que estábamos hechos el uno para el otro, que íbamos a formar una familia juntos pero luego ella...dijo que no se casaría conmigo el día de nuestra boda que yo no la merecía, además de que ella no me amaba que tenía que parar con esta mentira que todo esto había sucedido por que mis padres le habían pagado.

Me quede sorprendido realmente el se había enamorado de una novia que era un fraude, me sentía mal por él y sentía una gran rabia por aquella mujer y sus padres, me resigne a decir algo positivo así que me recargue en su hombro.

—el amor es una mierda—le dije y él no objeto nada y solo me miró con una sonrisa.

Pequeñas historias (stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora