Siempre había estado decidiendo si en su vida existiera un sentido por el cual continuar adelante cuando fue descongelado, después de haberlo perdido todo al intentar sacrificarse por su país, pero al parecer el destino le había invertido la jugada quedando varado en ese año, en ese nuevo mundo, después conoció su equipo claro con el tiempo se volvió en su familia a excepción de Tony quien se había convertido en una parte más esencial en su vida, siempre había creído que ambos estaban hechos el uno para el otro que por eso el destino decidió traerlo hasta acá, que equivocado estaba, al enterarse de que su amigo estaba vivo se había convertido en un alivio para el, que tal vez por lo menos alguien de su mismo año seguía con vida, pero de nuevo que equivocado estaba, después de todo él no estaba hecho para estar con alguien, haber perdido a su adorada dama le pego muy fuerte pero continuó adelante dándose la oportunidad con aquel castaño ¿y para que? para que él se fuera con su mejor amigo, vaya mejor amigo y vaya equipo que también lo dejó, insultandole de cosas por aquel castaño que simplemente él no lo merecía y si estaban en lo correcto tal vez en verdad él no lo merecía por eso se había ido con su mejor amigo después de todo él lo sobreprotegia demasiado y por eso el castaño estaba cansado de él.
Con un suspiro trato de dormitar en aquella fría habitación que le había otorgado Wanda, le agradeció mentalmente por dejarlo vivir sin preguntar, la verdad es que no tenía ganas de hablar sabía que en cualquier momento se desbonoraria así que se tuvo que tragar su orgullo pero lo que más tenía que tratar era de olvidar sus pensamientos ante aquel castaño. Dio varias vueltas pero no pegó ni un solo ojo, se levantó y se acercó a la ventana observando el cielo, el oscuro de la noche y aquella luna que parecía más grande cada vez a su mirar, recordó la primera vez que pasaron la noche juntos bajo las estrellas observando los fuegos artificiales por su cumpleaños, una lágrima resbaló por su mejilla se maldijo así mismo por ser tan débil, a pesar tener el suero del súper soldado en el siempre sería aquel simple chico de Brooklyn, siempre llorando por todo pero esta vez no estaría llorando en los brazos de su madre o en los de su amigo, esta vez estaba solo realmente ese era su verdadero destino siempre estaría solo, no importa cuantas personas amaran a capitán América nadie llenaría su vacío corazón, para todos era Capitán América pero solo para algunos logró ser Steve Rogers ahora era solo era nadie. Apoyó su cabeza contra el frío vidrio esperando hasta que sus lágrimas cezaran. Nuevamente se acosto en su colchón cerrando sus ojos lentamente esperando a que el tiempo decidiera y se lo llevará de una vez por todas.
A la mañana siguiente se despertó sin ánimos, se encaminó hasta la cocina para preparar el desayuno pero no espero encontrar a Wanda cocinando.
—Buenos días Steve—saludo Wanda viéndolo con una sonrisa.
—Buenos días para ti también Wanda—forzó una sonrisa.
—Solo tomare esto—dijo el peli-blanco colocándose un pan tostado a la boca—Buen día capitán.
Beso la mejilla de su hermana y hecho carrera para irse. Steve logró ver de nuevo ese rayo azul como la vez que combatieron juntos con ultron.
—¿Día difícil?—preguntó Wanda acercándose con ambos platos.
—yo no lo diría así—tomó el tenedor para llevarse un bocado a la boca.
—¿estas bien?—volvió a preguntar la castaña.
Steve no contestó se quedó viendo su plato por un buen rato ¿que si estaba bien? No, él no estaba bien, para nada bien, su alma estaba hecha una mierda y ya no estaba seguro de que su corazón estuviera completo, de nuevo esa sencion llegó a él, entró en pánico mirando a su alrededor pero antes de que pudiera decir algo wanda se dio cuenta de lo que ocurría y sin dudarlo lo abrazo.