Hace mucho que lo habían perdido de vista, sabía que su esposo estaba siendo controlado por Hydra pero no pudo evitar sentirse mal, traicionado por el rubio, tenía que ser fuerte por él y mantenerse al margen, él rubio necesitaba de su ayuda y no estaba solo, tenía a los vengadores y a él amigo de su pareja quien le advirtió sobre lo que sufriría el rubio estando allá dentro.
Estar con Hydra no eran ningún juego y menos para Barnes quien había vivido la experiencia en carne y hueso, por eso era la necesidad de poder ayudar también.
Dos veces se lo habían encontrado, con la típica máscara negra que cubría su boca, y cada vez que lo veía no podía evitar dejar el plan para intentar hablar con él, cosa que nunca resultado dado a que él rubio se negaba a recordarlo meneando la cabeza y logrando recomponerse.
—¡No tu y yo no somos nada!—retrocedió el rubio.
—Steve escúchame, Hydra te ha hecho todo esto—trato de decir.
El rubio logró lanzar su escudo de manera que impactará en su armadura terminándolo por derrumbar.
—¡Eso no es cierto!—grito molesto—¡ustedes me traicionaron! ¡Tú me traicionaste!
—¡los de Hydra te lavaron el cerebro Steve tienes que escucharlo!—gritaba barnes del otro lado tratando de liberarse del agarre de Rumlow.—¡recuerda, así como tú lo hiciste conmigo!
Tony respiraba con dificultada, llamó a Jarvis para cambiar su armadura por una nueva, mientras esperaba lograba ver como el rubio avanzaba cada vez más cerca.
—Steve—logró observar las lágrimas que brotaban por los ojos rojos del rubio.
—Perdóname—lo noqueó con su escudo y escapó lejos.
Rumlow aprovechó la situación e hizo lo mismo con Barnes y corrió junto con el rubio, montándose ambos en una camioneta. . . .
Dos meses y su rubio aún no aparecía desde su último encuentro, trato de localizarlo, por medio de las investigaciones que habían hecho estos últimos días pero no había nada que pudiera encontrar que diera con el lugar donde se encontraba Steve y eso lo frustraba, ahora era Natasha quien tenía que sacarlo de su taller por las horas que se la pasaba el castaño ahí encerrado.
—¡No, No, No!—el computador volvió a marcar error, por todo el estrés arrojó un par cosas de la mesa de su trabajo.
Se tomó por sus cabellos tratando de calmarse, su mirada se enfocó en el pequeño cuadro que ya hacía tirado con unos pequeños cristales rotos alrededor, una foto de él y Steve en el día de su boda, cuando los dos eran felices, antes de aquella invasión donde los de Hydra tomaron la libertad de secuestrar a Steve.
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Ese momento había sido el más feliz de su vida, dejó escapar unas cuantas lágrimas, estas caían lentamente sobre la foto que sostenían, callo de rodillas con el cuadro entre sus brazos.
Por más que tratará de ser fuerte no podía, como es que en un par de años se había hecho tan dependiente de Steve, en su corta vida jamás se aferró de nadie hasta que lo conoció a él, y ahora sufría las consecuencias, la angustia, el terror, la tristeza; jamás dejó que la ira consumiera tanto pero ahora si que estaba dispuesto de todo, no importa si tenía que lastimar a unos cuantos para que liberaran a su marido, haría lo que fuera para proteger a los que ama, y en su lista estaba ese rubio de ojos azules que tanto no volvían loco.
Con esa decisión acarició la foto donde se mostraba un steve alado de él, sin duda se habían metido con la persona equivocada y pobre el que se le acercara porque pagaría las consecuencias, cuando tomaba una decisión no hay nadie que lo haga cambiar de opinión.
Beso la foto en el lado de Steve y la colocó de nuevo en su mesa, salió de su taller con una tranquilidad, mañana comenzaría acomodar la información más calmado por ahora solo tomaría una siesta. . . .
Un gruñido se escuchaba por toda la habitación.
Un par de personas pronunciaba palabras que debían de quedarse en su mente.
—¡Stark es tu perdición!—repetía Zemo.—¡Stark es tu mayor enemigo!
—¡Agh!—por más que se retorciera jamás sería liberado.—¡Basta!
—¡Le perteneces a Hydra!—volvía a gritar—¡ellos te traicionaron!
—¡son enemigos, no amigos!—le señaló al hombre que controlaba la máquina.
Aquello máquina subió la intensidad, su mente se perdía cada vez más, los ojos cafés que alguna conoció y que amaba tanto, se veía cada vez más borrosos, esa sonrisa que tanto le gustaba desapareció de su mente ¡TONY!
Su cabeza comenzaba a divagar entre los recuerdos que cada vez se volvían más borrosos, sus manos se alejaron de aquel hombre, las imágenes solo se producían como aquel supuesto hombre lo había traicionado, era producto de su mente, todas esas palabras que Hydra metían lo dejaban cada vez más confundido de lo que algún día fue.
—¡tú ya no eres capitán america, eres mucho más que eso!—lo señaló con su dedo índice—eres capitán Hydra.
Con un porte nuevo y un semblante más serio apareció con una mirada tan profundo que atemorizó a los presentes.
—la más perfecta creación—terminó por decir.
"Jamás te dejaré Steve me perteneces ahora"
"Tony..."
"Esta bien solo con el equipo"
"No tienes remedio"
Se volvió más que una simple página en blanco que dejó de subsistir en su mente. No había ningún recuerdo alguno, él era Steve Rogers, líder de la mejor creación de lo que sería Hydra. . . . . —¡si no quieren acompañarme esta bien!—grito el castaño harto de la situación—¡solo no se meten en mi camino!
—te acompañare—hablo Barnes—nadie conoce las instalaciones de Hydra mejor que yo.
—cuenten conmigo—le siguió Thor.
—y conmigo—se uníos Bruce.
Después de eso le siguieron Barton, pietro, visión y Wanda.
—¿Romanoff?—todos voltearon a verle esperando su respuesta.
—no me dejarán tranquilo hasta acepté ¿cierto?—todos asintieron, dio un largo suspiro para finalmente ceder—cuenta conmigo también—junto su mano contra la de los demás—bien, ¿Cual es el plan?
—Stark—Bucky lo miró—tú eres el jefe dinos qué hacer.
Tony no pudo más que estar agradecido y comenzó a platicarles sobre lo que tenían y donde se situaban, pero tal vez podrían llegar por esta lado comenzaba a decir. Todos se juntaron más en bolita para que Tony les diera las indicaciones.
Jamás había hecho uno, siempre solía improvisar y atacar por su cuenta, pero se trataba de la vida de su esposo esto se tenía que realizar bien.
