Tony sabía que había cometido el peor error de haber dejado al rubio pero no tenía remedio, tenía miedo, miedo de no ser suficiente y que Steve lo terminara odiando justo como ahora había sucedido, Steve fue a buscarlo 3 veces para pedirle una explicación del por qué lo había hecho él no contestó solamente había contestado que no estaba de humor que además estaba ocupado como para hablar.
Una vez más había tomado el retrato que le había hecho aquel rubio, como lo extrañaba, jamás podría olvidarlo, lo amaba y a pesar de querer ir a buscarlo él mismo y decirle que volvieran ya no podía, ya no, lo había rechazado tantas veces que él rubio había dejado de venir a su casa de buscarlo, claro que le había dolido mucho verlo así de triste y desanimado pero los peores momentos había sido cuando se lo encontraba en las reuniones de S.H.I.E.L.D Steve por primera vez se mostraba con indicios de sueño, podía notar las ojeras debajo de sus ojos y su rostro más pálido de lo normal.
—lo siento Fury, no eh podido dormir bien estos últimos días me voy a retirar—tomó su chaqueta y salió sin antes pasar una mirada hacia el castaño quien incómodo desvió su vista dejando por fin libre el paso de que Steve se fuera.
—a veces no puedo creer que seas tan desconsiderado Tony—dijo Natasha saliendo detrás del rubio.
Todo se había quedado en silencio, había sentido todas las miradas sobre él juzgándole, nunca le había importado pero ahora se sentía tan pequeño, las paredes derrepente se empezaban acercar cada vez más a él, al punto de dejarle encerrado, se tomó fuerte del pecho tratando de salir, a lo lejos podía escuchar la voz de Steve.
—amor, recuerda que si algún día te pierdes solo sigue mi voz —le dijo con una sonrisa.
Los agentes se acercaron hasta él para auxiliarlo, Bruce llamaba a los paramédicos, entre Barton y Thor lo cargaron pasando ambos brazos alrededor de sus cuellos.
—tranquilo Tony la ambulancia ya viene en camino—hablo Bruce mirándole preocupado.
—Steve...necesito a Steve—empezó a balbucear.
Thor la miró con tristeza.
—él no va venir amigo, no después de lo qué pasó entre ustedes.
La ambulancia apareció y lo subieron rápidamente a la camilla, no podía escuchar nada lo que le decían los doctores su cabeza daba vueltas y solo podía observar a una persona ahí.
—todo estará bien cariño, respira hondo—le hablo aquella voz que tanto amaba—así, muy bien Tony, sigue asi...
Sus ojos pesaban y aunque quería cerrar sus ojos los doctores no lo dejaban.
—¡lo perdemos! ¡Rápido!—golpeó la ventanilla para que el otro médico acelerada—tranquilo señor Stark todo estará bien, tiene que mantenerse despierto.
El solo pudo asentir sintió la fuerte presión de los electroshocks que le daban, todo se volvió en un silencio totalmente agudo, que solo podía escuchar las voces cada vez más lejos.
—steve...
—aquí estoy Stark, te dije que jamás me alejaría de ti—amaba tanto esa sonrisa.
Ingresaron al hospital y dirigirse directamente a urgencias.
.
.
.
.
.
—¿que Stark que?....tranquilízate Thor...Tony...—su teléfono cayó chocando fuertemente contra el suelo.Ese hombre jamás iba a dejarlo tranquilo siempre sería su maldicion, mira que hacerle sufrir de esa manera había sido lo peor y ahora esa situación, no lo pensó ni dos veces tomó sus llaves de la moto y se movió con rapidez por todo el camino, eso no era algo que podía digerir tan fácilmente sus lágrimas nublaban su vista se estacionó en una parte. Golpeó la moto sin lograrle hacer un daño, sus lágrimas salían cada vez más, parece que Stark sería siempre su terrible maldicion, se secó las lágrimas con ambas mangas de su chaqueta y se puso en marcha de nuevo colocó su casco y salió casi volando, con un semblante serio que cualquiera que se cruzara por su camino temería por su vida.
Entró al hospital con un porte serio buscando alguna información que le dijera como seguía el castaño, pero los doctores se negaban, Natasha lo vio con preocupación y los ojos que mostraban la pelirroja solo le dieron ganas de llorar como si algo realmente malo estuviera sucediendo.
Steve ya no pregunto más y se aferró al cuerpo de su amiga, para esperar a recibir noticias de los doctores.
.
.
.
.
—¿por que Tony?—decía entre llantos el rubio.