CAPÍTULO 15

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Todo el camino se tornó ciertamente incómodo, creo que la despedida en la azotea arruinó lo demás, porque esa fue la despedida. Al llegar aquí solo fue un torpe >> Eh, sí, mañana, adiós<< por parte de ambos, era de esperarse. Lo miro alejarse, camina sin mirar hacia atrás, eso me gusta. Cuando se ha ido permanezco unos segundos ahí fuera con las manos dentro de los bolsillos de la chamarra, escucho el silencio de la noche, media noche, una noche que debería disfrutarse, al menos ser admirada y así se lo concederé. Me siento en la acera de la casa, miro hacia atrás para asegurarme de que no haya nadie asomado en la ventana, así que saco un cigarrillo y lo enciendo ahí mismo.

Relajo la cabeza, los hombros, mis pensamientos; como muchas otras noches solo estamos ella y yo, disfrutando de un tabaco que con el viento se lleva el humo pero no las penas, solo las amortigua, las hace menos dolorosas, te hace a ti como persona más reflexiva. Me pregunto si Nicolas hará lo mismo por las noches, si platicará con la luna como me lo cuenta. Si es así, ella sabe tanto de ambos incluso más que nosotros mismos. Él está siendo un buen chico, realmente se puede intuir a simple vista que es así, no es un chico problemático o algo por el estilo; es sencillo y bastante amigable, inteligente también, muy inteligente, eso me gusta. Yo...

Escucho el chillido de la puerta detrás de mí e inmediatamente arrojo el cigarrillo, lo aplasto con mi teni, el susto me hace atragantarme con el humo y a la vez ponerme de píe bruscamente.

—¿Dónde estabas? —. Mamá sale de la casa y me mira enojada. Intento responder, pero nota que no paro de toser así que se acerca a mí rápidamente—. Estabas fumando. ¿Por qué hueles de nuevo a cigarro?

Por alguna extraña razón solo me quedo en silencio no sé si contestar será mi mejor opción, no puedo negarlo, pero tampoco me atrevo a admitirlo, entonces surge.

—No —, digo con seguridad— estaba con un amigo y él es el que estaba fumando, sabes bien que no tengo permitido hacerlo.

—¿Qué amigo? ¿El mismo que te inventaste la vez pasada? No soy estúpida Danger —. Una punzada llega a mi pecho, sé que no merezco la confianza de nadie, pero no puedo creer que siga sin creer que soy capaz de retomar mi vida si yo lo quiero así— Por cierto, ¿ya te fijaste de la hora que es? Más te vale que no comienc...

—Sí, exacto, ese mismo que TÚ crees que me inventé la vez pasada —. Cruzo a su lado para entrar a la casa— Cómo quieren que progrese si ni siquiera son capaces de confiar en mí.

—No intentes echarme la culpa de tus estupideces, tampoco vas a chantajearme como tu padre lo hacía —el tono de voz es más bajo conforme voy subiendo las escaleras hasta llegar al pasillo para entrar a mi habitación.

Susy se asoma de la suya al escuchar los gritos de mamá— Yo sé que si estabas con alguien.

—No necesito ayuda, gracias —respondo de manera grosera sin siquiera mirarla, solo entro a mi habitación y cierro la puerta.

Entiendo, entiendo que no confíen en mi palabra, quién toma en serio la palabra de una alcohorexica, así es, nadie. Ni siquera yo soy capaz de confiar en mi misma a quien quiero engañar, no puedo intentar cambiar todo de un día para otro, o no lo sé.

Salgo al balcón para sentarme afuera, quiero desahogarme un poco así que enciendo otro cigarrillo. Tomo la libreta y el lápiz que estaban en mi cajón, pero al abrirlo me encuentro con el pecado. El cristal brilla como si me llamara, su peso aún es perfecto, el olor ahora me parece distinto por alguna extraña razón. Tomo la botella entre mis manos, mirándola por unos segundos noto que puedo controlar esto. No me apetece beber, creo que estoy en paz al menos por esta noche. La dejo en el mismo lugar y solo pienso >>te amo, pero me arruinas la vida<<. Mi libreta había estado ligeramente abandonada, solo la libreta, tú estás en mi corazón y mi mente, cada día de mi dolorosa existencia.

SOBRIA, DANGER...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora