No importa que tanto luche por salir de aquel pozo en el que caí desde hace casi dos años. No importa la cantidad de psicólogos, psiquiatras o terapeutas que me rodeen, hay noches en las que siento que mi mente juega en mi contra. El escaso amor que me rodea es utilizado para atacarme y hacerme sentir como una traidora por querer levantarme. Mi mal agradecida mente lucha en una batalla a muerte con mi corazón. Estas dos partes de mí no logran ponerse de acuerdo jamás, se dirigen hacia lados contrarios olvidando que ambos pertenecen al mismo cuerpo. Al cuerpo que están dañando y destrozando día con día.
Este templo ya está más que dañado, la catedral está derrumbándose, los pasillos quebrándose y solo el ala central cierra todas las puertas para protegerse de la explosión.
Quiero salir corriendo de mi propio templo en cuanto logro abrir los ojos por la mañana. Despertar a mitad de la noche con la cabeza hundida en el infierno es desgarrador para la fuerza que se regenera dentro de mí. Doy un paso y en la noche retrocedo tres cuando los demonios tocan a mi puerta y destrozan todo lo que acabo de construir.
Por si fuera poco, la soledad me ensordece y me consume. Esta vez me encuentro más sola, esta vez mi hermano no pudo acudir corriendo a mi habitación para protegerme de los mounstros que viven debajo de mi almohada, a mamá ni le importa, Susy está en su propio infierno y Nicolas acababa de irse.
Hoy se cumplen dos semanas desde que mi hermano abandonó su matrimonio y la casa. Susy intentó irse en la primera semana pero no sabía a donde porque sus padres ya no están, no tiene hermanos, no tiene a nadie. Al final se quedó en este calvario. Apenas la miro pasar por los pasillos, no toca palabra con nadie y creo que es mejor así. Deambula por la casa con la mirada perdida y los hombros caídos, arrastrando las cadenas de su traición.
Antes de descender a la segunda planta noto que en mi buró está una caja negra que yo tenía en la repisa. Arrugo la frente al mirarla y la abro con delicadeza. Su interior es del mismo color, no tiene nada más que una nota y un poco de polvo por fuera.
"Que las estrellas nos observen hasta envidiarnos, porque nuestro brillo es mayor"
Miro aquel trozo de papel y me siento confundida porque es mi propia caligrafía. Tal vez lo escribí en algún momento que ahora no recuerdo, no debe tener importancia.
—¿Será en el consultorio de Lara? —pregunto a mamá cuando la miro tomar el camino hacia allá.
Solo asiente con la cabeza, parece nerviosa. Últimamente se ha estado comportando más lejana y cortante de lo normal. Va por casa sin decir palabra, pero cuando me distraigo está hablando por teléfono sobre mí, a pesar de eso, no me dice con quién o por qué. Esta mañana Lara le pidió que me trajera temprano porque tomaré primero hipnosis en el consultorio y después me quedaré a terapia grupal. Al parecer el terapeuta tiene un compromiso más tarde sin embargo, hizo espacio en su agenda para atenderme solo a mí.
En terapia grupal, las cosas están relativamente mejor. Diego sigue asistiendo a pesar de lo que sucedió con su chica. Planta frente a la situación y se esfuerza para no venirse abajo... no sé si debería contarle lo que vi en mi sueño. Eli va subiendo el ánimo de poco en poco, tiene sus días bueno y unos no tanto, aunque debo reconocer que últimamente se le ve mejor.
Descendemos del auto y atravesamos la puerta para encontrarnos con el consultorio de la psicóloga. Acecho hacia la sala de apoyo y obviamente está vacía porque nadie más ha llegado. Siento un vacío extraño en el estómago cuando me encuentro con los terapeutas, para ser verdad no llevo animo de tomar ahora esta terapia, solo quisiera hablar con Lara para contarle mi sueño.
Al adentrarme saludo al terapeuta quien me invita a tomar asiento en el sillón, mientras él sale al pasillo con Lara y mamá. Me recuesto de una vez para intentar relajarme un poco antes de comenzar. Necesito tranquilizar mi ansiedad porque si no, esto no va a resultar... quiero beber. La cerveza y el trago de esta mañana no fueron suficientes para calmar mis pensamientos. Aquel sueño ronda por mi cabeza como si yo misma quisiera convencerme de estar cometiendo un error. Necesito beber...
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SOBRIA, DANGER...
Teen FictionMis manos tiemblan, el corazón comienza a latirme más rápido, su voz... El móvil cae de mis manos. En la pantalla ha dejado de correr la llamada y solo puede verse su nombre, quien diría que sería la última; quien diría que incluso estaría con él ha...