Estás frente a mí, sentado sobre una banca, tienes en tus manos una libreta y un lápiz; estás concentrado, pero después levantas la mirada. Tus ojos claros se enfocan en mí, así que dejas todo a un lado y comienzas a caminar, estiras tu mano para que la tome. Corro para tomarla pero cada vez te siento más lejos.
—No te alejes —digo con la respiración agitada.
Te sigues alejando, no lo hagas. Solo me miras a lo lejos y cuando logro estar cerca de ti, a pocos metros, tu mirada cambia, la expresión en tu rostro, niegas con la cabeza observando mi cuerpo; semidesnudo, esquelético.
—No —...susurro con lágrimas en los ojos.
Avanzo, pero tú bajas la mano que tenías extendida, desapareces.
¿Dónde estás?...
Un grito ahogado en mi garganta hace que abra de golpe los ojos y me incline hacia delante. Miro a mi alrededor, pero no estás.
—¿Todo bien? —Eli se asoma por el marco de la puerta y me mira desde ahí.
La miro recordando que se había quedado aquí y sin decir nada me pongo de pie, miro la hora, es muy temprano. Solo nosotras despertaríamos a las 6:00 am. Voy en busca de mis tenis, paso a un lado de Eli y salgo rápidamente de la habitación.
—¡Hey! No puedes dejarme aquí —susurra y me mira enojada.
—Quédate y no digas nada —respondo y la dejo dentro de la habitación.
Trotando hacia el parque, comienzo a recordar lo que he soñado. Ya estoy harta, ya he perdido la cuenta de nuevo, ya no quiero más.
Acelero el paso con coraje mientras lloro eufóricamente, pero en silencio. Me canso, me siento débil pero no me detengo, no quiero hacerlo. Unos metros más y mis piernas ya no aguantan, así que tropiezo y caigo sobre el pavimento de la calle, me quedo ahí sobre el suelo. Encojo mis rodillas a mi pecho, no otra vez...
Respiro profundo, pero me cuesta por lo agitada que estoy.
—Estoy contigo —su voz resuena en mi mente, en mi maldita mente que me juega bromas crueles.
Contengo la respiración unos segundos más y suelto, está todo bien. Me pongo de pie con algo de trabajo porque el tobillo se me ha torcido, camino hacia casa lo más rápido que puedo.
Entro con mucho cuidado, subo las escaleras despacio pero me encuentro con Di sentado fuera de mi habitación, en el suelo con las manos en la cabeza. Eli...
Aprieto la mandíbula y tomo valor. No lo quiero escuchar así que paso a su lado rápidamente, pero mi tobillo entorpece mi paso y me toma de él.
—Dime, ¡¿qué te hace falta? —levanta la voz pero no se atreve a mirarme, mantiene la mirada en el suelo.
—Me lastimas —...susurro apretando la mandíbula, no quiero pelear con él.
—¡¿No eso es lo que pretendes?! Lastimarte, sentir dolor —. Ahora si me mira, en sus ojos veo desesperación y rabia. No me atrevo a responder— Maldita sea Danger, no te quiero perder —susurra entre llanto. Me trago las lágrimas y finjo que no me importa mirarlo así.
—Suéltame —susurro halando de mi tobillo.
—Yo estaba cuando él se fue, no quiero pasar lo mismo contigo, no ent...
—¡CALLATE! ¡No tienes por qué recordármelo! —. Halo con fuerza mi pierna y logro zafarme, lo miro enfurecida y mi puño está en el aire como si quisiera golpearlo, pero reacciono y la bajo. Lo dejo ahí y entro a mi habitación— ¡Tú! ¿Qué carajos te crees? —. Me acerco amenazante a Eli y le doy un pequeño empujón. Ella luce asustada.
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SOBRIA, DANGER...
Novela JuvenilMis manos tiemblan, el corazón comienza a latirme más rápido, su voz... El móvil cae de mis manos. En la pantalla ha dejado de correr la llamada y solo puede verse su nombre, quien diría que sería la última; quien diría que incluso estaría con él ha...