CAPÍTULO 34

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Me pierdo en aquel café oscuro que desprende una vibra inigualable; en aquella puerta que deja entrar a todos mis pensamientos revoloteantes en mi cabeza, a un sinfín de sentimientos danzantes y abrazos a distancia. De nuevo ese silencio regresa a mí de la misma manera en la que se fue, de la nada. Regresa sin maletas, sin equipaje o signos de que viene para quedarse, tan solo se presenta con las manos vacías pero la mirada llena de palabras que no es capaz de pronunciar; regresa con el mismo aire de misterio, aire desconocido pero al mismo tiempo familiar. Te fuiste sin despedirte y borraste todo símbolo de existencia tuya porque tal vez eres egoísta y no quieres que nadie más te mire de aquella manera extraña como solo yo lo hago. Te fuiste sin saber si alguna vez en realidad llegaste, sin nada más que una sonrisa cálida y un gorro sucio. Llegaste caminando directo a mi como la primera vez y de nuevo lo hiciste, me recalcaste quien eres, me dijiste tu nombre pero sin demostrarme si eres real.

No es necesario mencionar una sola palabra porque esa conexión visual es mutua. Solo bastan unos minutos reteniendo aquel contacto para pedir disculpas en silencio, para abrazarnos y a la vez regresar a la misma realidad inexistente.

—Danger...

Una daga atraviesa mi pecho cuando escucho pronunciar mi nombre en voz alta. Cierro los ojos con fuerza por unos segundos para que desaparezca, es solo un producto de mi imaginación... después los abro y sigue ahí frente a mí.

—Danger yo —... levanta la mano para tomar mia.

Alejo la mano sin quitarle los ojos de encima, entonces él se muestra insistente y la toma. Una ola de recuerdos en una cinta veloz pasan por mi cabeza. Me aturdo por un momento al mirar toda aquella información que al final desaparece como si una bombilla de luz estallara. Su tacto en mi piel provoca el desenfreno en mi cabeza, ¿qué significa eso?

—No me toques —susurro reteniéndole la mirada. Muerdo los labios para no soltar un chillido.

—Yo...

Suelto su agarre para empujarlo con toda mi fuerza, golpeo su pecho una y otra vez; lo alejo, lo golpeo, suelto manotazos, todo con tal de que desaparezca pero para mi sorpresa él sigue ahí dando pasos hacia atrás para no caer, tan solo acepta cada muestra de enojo. No paro por varios minutos seguidos, ni siquiera puedo mirarlo a la cara por la cantidad de rabia que mi cuerpo destila, es como si quisiera golpearlo hasta cansarme o que mi enojo cese lo más que pueda.

—¿Por qué? —susurro con rabia ahogada por mi llanto— ¿Por qué te fuiste?... te detesto... te detesto, te odio Nicolas, vete ya, vete, vete, vete...

No paro de repetir palabras de rechazo hacia él, de reclamarle su desaparición repentina, de reprocharle todo el daño que me provocó cuando se fue. Mi enojo sube al doble cuando miro que no dice nada y solo lo acepta llorando en silencio.

—Eres un idiota, nunca debí confiar en ti, ni siquiera sé si eres real... ¡LARGATE! ¡LARGATE YA!

—Van a escucharte —susurra cuando toma mis muñecas.

—No me importa, eso quiero, que nos escuchen y que al fin te miren porque estoy harta de...

Me oprime hacia su pecho en un abrazo forzado pero, esta vez no cedo. Sigo peleando para que me suelte, para que me deje en paz y se vaya por siempre a menos que haya regresado para quedarse. Suelto un golpe fuerte en su pecho hasta que me suelta y se aleja para sentarse en la acera, se toca el pecho mirando hacia arriba regulando su respiración. Recuerdo su enfisema y por un momento me siento culpable ante eso...

Me quedo de pie frente a él con mi pecho subiendo y bajando una y otra vez mirando como lucha un poco por recuperar la respiración. Eleva la mirada hacia mí con una expresión de arrepentimiento donde articula "Dan" sin mencionarlo en voz alta. Cuando comienzo a sentir mi corazón ablandarse huyo de ahí lo más rápido posible. Corro hacia mi ventana y entro por ella sin volver a mirar hacia su dirección.

SOBRIA, DANGER...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora