Pasaron unos días desde que me quedé en la azotea con Nicolas. Cuando llegué a casa la mañana siguiente entré con mucho cuidado de no hacer ruido, no quería que Di se enterara, Susy me cubrió; solo espero no tengan problemas por eso. Ese mismo día, no vi a Nicolas camino a terapia, a propósito salí más tarde de casa para no encontrármelo. En dos días evadí el contacto con él, me sentía apenada por lo de aquella noche. Él lo entendió porque no siguió enviándome mensajes al segundo día, supo que tal vez ya no volvería a hablarle o que necesitaba tiempo porque esto es difícil para mí. A lo largo de esta semana estuvimos visitando a Esther junto con todo el grupo. Ella está mejorando. A principios de la semana pasó por un ataque de ansiedad bastante fuerte, pero lo superó. Ese día no hubo visita, todos los demás estaban preocupados pero yo, me mantuve tranquila. Sé que es normal que esas crisis aparezcan, Lara también nos aclaró eso. Al tercer día al final le envié mensaje a Nicolas, pero no nos vimos hasta hoy que quedamos, lo tomó bien. No comentó nada al respecto así que eso está bien.
Cierro la puerta de la habitación de Esther, se quedó dormida mientras estaba dentro. Hablamos un poco, ella estaba cansada, la noté un poco extraña a comparación de ayer así que intenté darle ánimos pero no se veía de humor. Me despido de Lara y de los demás para salir del hospital, hago el ademan con la mano y cruzo la puerta de salida. Ahí estás. Él aparece a mi vista levanta la cabeza y sonríe a boca cerrada, le regreso la mirada y al llegar frente a él me detengo.
—Pensé que me abandonarías —rompe el silencio.
—No pensaste mal —. Sonreímos al mismo tiempo. Cruza su brazo sobre mis hombros y avanzamos unos pasos pero me quito de su agarre y me alejo unos pasos más. No lo hago con mala intención, él lo entiende porque niega con la cabeza sonriendo— ¿Qué nos espera hoy?
—Seguramente lo mismo de siempre.
—Eso me agrada.
Antes de llegar al edificio, pasamos por la misma cafetería a la que fuimos la vez pasada, esta vez solo pidió un frappe para llevar, yo no pedí nada; mi estómago se está comportando extraño últimamente. Lo recogemos y seguimos nuestro camino hacia el mismo lugar de siempre. Al llegar, la tarde ya había comenzado a ceder así que nos apresuramos a subir y admirar desde arriba. Extrañé esto por todos estos días, incluso le dije a Nicolas que extrañé el atardecer, no a él, claro que solo fue una broma. Como es costumbre, enciendo un tabaco para acompañar este ameno momento. El aire es fresco, no hay tanto frío como las tardes anteriores, pero me agrada.
Reflexiono un poco sobre cómo ha fluido esta semana. No hubo nada interesante en realidad, solo...
—¿Qué tal estuvo la semana? —interrumpe mis pensamientos llegando en ese mismo momento.
—Eso pensaba —, calo el cigarrillo— creo que estuvo tranquila, Esther tuvo una semana difícil. ¿La tuya?
—Me alegro que esté progresando —, suspira profundo— mi semana también, a excepción de ayer porque comencé a sentirme un poco mal y tuve que ir al médico —. Asiente con la cabeza. Dejo el cigarro de lado y me giro hacia él con un gesto de preocupación.
—¿Estás bien? —susurro. Nicolas voltea hacia mí, en su rostro hay preocupación pero trata de disimularla, no lo hace bien— Tu madre, ¿lo sabe?
—Está todo bien, descuida. Sss... sí, ella lo sabe —se aclara la garganta.
—No, Nicolas. Ella no lo sabe, dudaste —frunzo el ceño y cruzo los brazos.
—Sí lo sabe, sabe todo lo que me pasa... incluso sabe de ti —. Se rasca detrás de la oreja poniéndose nervioso. Me toma de sorpresa y un nudo se forma en mi garganta.
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SOBRIA, DANGER...
Teen FictionMis manos tiemblan, el corazón comienza a latirme más rápido, su voz... El móvil cae de mis manos. En la pantalla ha dejado de correr la llamada y solo puede verse su nombre, quien diría que sería la última; quien diría que incluso estaría con él ha...