EPÍLOGO

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En algún lugar del mundo, las almas vuelan y se transforman en astros lejanos a miles de millones de kilómetros de los que aún no nos convertimos en magia. O tal vez, ellos corren por ese mismo jardín que miré mientras mi cuerpo sufría un trance que por fortuna no fue eterno. Mientras esas almas son mágicas, nosotros permanecemos aquí, admirándolas desde lo alto de un edificio. Desde nuestro propio cielo, nuestra propia constelación en donde el café y los trazos reinan.

Solo somos nosotros, divididos en dos cuerpos con el corazón latiendo al mismo tiempo, sin prisa y sin atraso. Somos nosotros dos, somos Nicolas y yo. Todo está en su lugar, todo está en paz, y si creo que olvido algo, él está aquí para contarme como vivimos nuestro amor en un pasado. Porque aunque yo ya recuerdo la gran mayoría, me encanta la manera en la que sus ojos me miran, la manera en la que sus labios me besan, en la que su aliento se roba el mío.

Frente a esta luna menguante, como la primera que compartimos Nicolas y yo, ambos bebemos de una taza de café, unas cuantas hojas y carboncillos, y por supuesto el mismo sucio y apestoso gorro. Frente al cielo, saludo a su madre y le cuento en secreto que en realidad su hijo es más lindo de lo que ella recuerda. Frente a la luna, ya no hay penas, ni huele a tabaco ni se bebe alcohol.

Ya no estoy hecha de ceniza, ni mi aliento es humo. Ya no cubro mis hematomas, ni me avergüenzo de mis heridas. En mi sangre ya no corre alcohol, ni los ansiolíticos son mi desayuno. Ya horneo junto con Eli aquellos pasteles que ofrecemos a Esther en un altar. Ya no soy una víctima más.

Ahora mis labios hablan y mis manos no detienen golpes. Mi balcón ya no me mira llorar, ni la tina me ahoga, ni la comida me asusta. 

Soy una sobreviviente.

Él ya no se esfuma, pero sigue siendo mágico. Yo aún derramo lágrimas, pero no de lava. Aún sigue habiendo veintidós en cada mes, pero ya no me embriago. Aún recuerdo, pero ya no escribo cartas. Aún estoy viva, viva de verdad. Aun soy yo, a pesar de estar sobria, soy Danger.



Si llegaste hasta aquí quiero decirte una cosa: ¡LO LOGRAMOS! Vencimos nuestros miedos, mandamos a la mierda a la ansiedad y renacimos de esa tormenta en la que nos vimos envueltos. 

Esta historia, estos personajes te los dedico a ti. Que sanen una parte de tu corazón roto por un amor, por ti mismo, por tu familia o por tu pasado; no importa qué es lo que te atormente o lo que no te deja dormir, tienes que saber que eso es temporal y que va a terminar hasta que tú lo quieras así.

La depresión, la ansiedad, los trastornos alimenticios, el alcoholismo, el abuso y todos estos problemas citados a lo largo de estas 360 páginas son reales y tienen que ser atendidos. No somos chicos rotos sin posibilidad de remendarnos. Somos seres humanos brillantes y extraordinarios capaces de levantarnos y decir: este es mi cuerpo, mi mente y yo los controlo.

No somos marginados ni fenómenos porque el mundo nos importe, porque hablar frente a todos nos dé pánico, por temer a intentar algo nuevo. Somos valientes por mantener una lucha constante con los demonios que cohabitan en nuestro interior. Somos jodidamente maravillosos porque podemos contra eso y porque vamos a vencerlo, porque si Danger pudo nosotros también podemos.

Recuerda que quien te ama no te hace daño. Quien te ama NO te chantajea, NO te golpea, NO hace "bromas" con tu parte sensible, NO te controla, NO permite que seas dependiente de él/ella. No es romántico que te celen, que "cuiden" o que quieran hablar por ti. No somos marionetas de aquellos que tienen nuestro corazón, no somos los culpables por querer sentirnos amados, pero amor, tienes que amarte a ti primero para que alguien más pueda hacerlo.

En todos los países existen líneas de ayuda si estás siendo violentado, si quieres atentar contra tu vida o si crees que alguien está en peligro. Existen asociaciones que dedican su vida a que personas como Danger estén bien. Acércate a un amigo, a tu persona de confianza, e incluso si puedo hacer algo por ti, estoy aquí.

Quiero decirte que estoy tomando tu  mano en este momento, solo tienes que cerrar los ojos para que pueda decirte al oído "eres valiente". Esta tormenta va a ceder.

De: mí, para: Danger.

De: mí: para: MI Nicolas.

De: mí, para: mis lectores.



De: mí, para mí.

SOBRIA, DANGER...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora