CAPÍTULO 27

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Cuando hablamos de experimentar dolor no hablamos necesariamente de algo tangible, visible o perceptible. Se habla de qué tan palpable es, para calcular lo soportable que puede ser o no, ya que el dolor es sumamente subjetivo. No es que exactamente escojamos qué nos duele y qué no, pero la sensibilidad es aquello que nos indica lo que probablemente va a herirnos. Para mi madre y mi padre puede que haber perdido el amor, no signifique nada aun incluso cuando ellos lo perdieron hace muchos años atrás. Para Susy y mi hermano, podría ser un dolor inexperimentado porque ambos se tienen día a día. A Nicolas no sé qué tipo de amor lo rodee, o que tipo de amor le guste, porque puedo estar segura de que lo que yo le ofrezco no es exactamente eso. No puedo ofrecer aquello que no tengo. Quedo en deuda con él. Aunque quisiera amarlo con todas mis fuerzas, sería imposible: ni fuerzas ni amor.

Aceptar que me ayude es hundirnos a los dos. Él no sabe quién soy ni que es lo que soy; yo no sé quién es él ni sé lo que quiere. Aunque suene increíble, me cuesta mirarlo y pensar que no puedo ofrecerle más que dolor futuro y eso me aterra y quiero alejarlo pero, no quiero que se vaya. Nicolas, no lo sabes aún pero ya eres alguien, ya no eres algo. Porque me importa que pueda herirte o dañarte por eso quisiera pedirte que te alejes para no hacerlo, y... al mismo tiempo, rogarte que te quedes.

—¿Por qué? —pregunto desde la orilla.

—¿Por qué, qué?

—¿Por qué hablarme?

—Danger, ya me has preguntado eso miles de veces, deja de hacerlo —responde colocándose a un lado mío.

Me volteo para tenerlo de frente y mirarle a los ojos.

—Porque no sé quién eres, ni sé qué es lo que quieres de mí. No entiendo por qué te empeñas en seguir aquí cuando lo único que hago es darle negatividad a tu vida —. Coloco las manos en la cintura y retengo las lágrimas.

—Tú me buscaste aquel día, pero no lo recuerdas —... sus ojos indagan en los míos y yo intento interrumpir— posicionaste la mirada en mí y yo solo cedí.

Volteo los ojos y paso la mano por mi rostro. Él no deja de mirarme aunque yo haya desviado la mirada. Coloca su mano en mi rostro pero al sentir el contacto con mi piel, la alejo.

—Deja ya de buscar respuestas en mí cuando las respuestas las tienes tú —. Lo miro detestándolo— Tienes que enfrentar tus miedos de una vez por todas, sino, no sanarás. Yo solo quiero...

—Es que ese es el problema Nicolas, que todos quieren y esperan algo de mí cuando no puedo ofrecerles nada. No puedo cambiar de la noche a la mañana pretendiendo que todo está bien y que yo ya lo olvidé, que ya no lo deseo, ni guardo la esperanza de que volveré a verlo porque eso es imposible, porque...

Levanto la voz alterándome, dando paso a mi ansiedad y mi temor nuevamente.

—¿Quieres mirarlo de nuevo? —interrumpe y me molesto por eso.

—Sí, Nicolas, eso es lo que ne...

Hala de mi brazo cortando mis palabras y me acerca al tapete. Toma mi mochila y la abre de inmediato para sacar de ella mi sketchbook. Lo miro un poco asustada.

—Bien —menciona al tener la libreta en sus manos y mirarme con firmeza.

—No toques —... intento arrebatárselo.

—Aquí está Danger. Quieres mirarlo, aquí está —. Abre una de las páginas y me la enseña sin siquiera él mirar. Volteo hacia otro lado y dejo escapar un chillido antes de agacharme al suelo y soltar mi llanto— Eso es, duele. Duele porque crees que es solo un dibujo pero no es así. Vuelve a la vida cada que lo miras, lo aprecias y recuerdas el motivo por el cual decidiste plasmarlo. Porque sé que tienes una historia para contar sobre todos aquellos bocetos.

SOBRIA, DANGER...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora