CAPÍTULO 63

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Nicolas narra:

Hace dos días que afortunadamente Danger se estabilizó. Fue todo un alivio cuando en esa madrugada, el enfermero salió a decirnos que ella estaba fuera de peligro; todos lloramos de alegría, pero yo en secreto me sentí un poco triste porque tal vez ella no quería exactamente despertar de su sueño eterno...

Sin embargo, cuando su madre salió de la primera visita el día de ayer, nos miró a todos, apretó los labios y dijo que ella estaba bien. Bien de cuerpo, bien de alma. Al fin respiré, sentí que aquel equipaje que me erguía la espalda disminuyó. En definitiva, han sido los dos días más jodidamente largos, agotadores y pesados después del día de la muerte de mamá. El corazón lo teníamos en la mano con temor a que ella no reaccionara, o peor aún, que reaccionara mal y se quedase postrada en esa cama, conectada con cables para mantenerse respirando. Susy entró a verla aquella madrugada, nos dijo que estaba inconsciente. No fue hasta el día siguiente que su familia la vio y sin duda aseguran que se ve mejor a las veces anteriores cuando ella caía en el hospital con el mismo fin.

En todas esas visitas que ha recibido, no ha preguntado por mí, ni ellos le han dicho nada sobre lo que ha sucedido estos últimos dos días en los que ella ha estado ahí dentro. Su padre vino ayer, pero no quiso entrar, lo escuché decir que aún no está listo. Me recordó al señor que quiso ser mi padre por dos semanas, él volvió a desaparecer, al menos el dinero no falta.

Me siento sumamente nervioso por entrar a verla. El corazón me latió como desquiciado cuando su hermano me pidió que pasarla a verla antes que él, obviamente yo no acepté, ni siquiera estoy seguro ahora mismo, pero ellos dicen que es hora de dejar de vivir bajo mi propia sombra. Es increíble como en estos dos días ellos me han acobijado sin problema. La madre de Dan es un poco fría y lejana pero está bien, el hecho de que no me odie por entrar a su casa de contrabando, es suficiente.

Mis paredes retumban cuando miro a Eli salir de la habitación de Dan.

Sus ojos cristalinos me alertan, hasta que esboza una sonrisa y después ríe pasándose la mano por las mejillas.

—¿Cómo está? —susurro con miedo a su respuestas.

Eli me mira con cierta ternura que no parece característica de ella.

—¿Si eres de carne y hueso? —toca mi brazo y después mi cabeza. Me siento confundido por eso— Ella me contó todo.

—¿Sobre qué? —acomodo el gorro de mi cabeza mientras estrujo el de ella en mis manos.

—Me contó el muy ¡mágico! romance entre tú y ella —Eli exagera la palabra <<mágico>>— No sé qué le hiciste, pero ella está perdida por ti...

—¿Le dijiste que...

—¡Que no! Mira que me picaba la lengua pero no le dije nada —sonreímos ante su actitud—. Ella me contó que se enamoró de un ser ¡mágico! —lo hace de nuevo pero ahora resaltándolo con las manos—. Se acuerda de ti...no está convencida de que seas real, tiene algunos recuerdos sobre antes del accidente, pero no está nada segura.

—¿Qué le dijiste? —pongo en duda si mi visita será buena.

—Que está loca —sonríe ampliamente y me contagia su alegría.

Temo a que mis pulmones dejen de funcionar antes de atravesar esa puerta. Esas imágenes traumáticas que me han atormentado día y noche, luchan por reaparecer, pero al mirar el gorro de Dan en mis manos esos malos recuerdos se esfuman.

Ya no quiero esconderme más.

—Voy —le digo a Eli tomando su mano— ¿Me acompañas?

Ella finge pensarlo y al final toma de mi mano para arrastrarme hacia la puerta. Aprieto las dos libretas de dibujo que llevo bajo el brazo y antes de que Eli abra la puerta, miro hacia atrás en donde su familia me mira con alegría.

SOBRIA, DANGER...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora