CAPÍTULO 46

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—Charlie, ella es Danger, mi mejor amiga.

—Hola —balbucea con miedo.
Con todo el cuerpo temblando miro a Eli quien parece alucinada por la situación que claramente desconoce.

Él clava la mirada en mí como si suplicara que no diga nada. Vuelvo la mirada a mi amiga y a pesar de querer destruirlo y desenmascáralo frente a ella, no soy capaz de hacerlo.

—Mmm, anoréxica, ¿estás ahí? —Eli interviene.

—Sí, lo siento es que tengo la cabeza… hola —saludo evadiendo el contacto visual.

—Perdón por no haberte contado antes, la verdad es que ya llevamos un tiempo saliendo pero no pude contarte, después pasó… él me está ayudando con todo eso. Desde que vino la primera vez él me habló y bueno —cuenta con cierta ilusión.

Me quedo boquiabierta.

—¿Desde la primera vez? —pregunto impresionada.

—Sí —contesta él con un susurro.

—Bueno, yo… que bien por ti Eli pero tengo que irme, de verdad.

—Claro, también yo, ¿irás conmigo? —le pregunta a Charlie mientras nos encaminamos por el pasillo de salida.

—No Eli, lo siento, es que tengo que ayudar a papá —noto como se inventa una excusa.

—Hasta mañana. Adiós —me despido de ambos y salgo a toda prisa.

Miro el auto de Eli estacionado fuera y cuando ella se adentra al lujoso coche, acelero el paso para salir corriendo de ahí. Cruzo la avenida sin fijarme, un auto hace sonar el claxon pero lo ignoro cuando noto que no es a mí.

—Danger, ¡espera! —miro hacia atrás y Charlie se encuentra cruzando la calle.

Acelero la velocidad plasmando coraje con cada paso que doy. Mi cuerpo tiembla exigiendo alcohol lo más pronto posible y no puedo negárselo por más tiempo, lo siento.

Me adentro en la tienda de autoservicio que está cerca del parque. Atrás de mí escucho a alguien entrar. Lo ignoro al pedir la botella y pagarla a toda prisa.

—Danger, ¡¿qué haces?! Espera.

Camina detrás de mí mientras me dirijo al parque.
El ambiente se tensa apenas entro en aquel lugar. Se siente desolado a pesar de que yo esté aquí. El aire se vuelve denso, el cielo se nubla a la par de mis ojos, los columpios se mueven con el aire rogando que sean usados por algún alma en pena como yo.

—Danger, ¿qué pretendes hacer? —se para frente a mí con el pecho subiendo y bajando.

—¿Ahora te importa lo que pretendo hacer? —abro la botella a toda prisa y bebo de ella sin escatimar.

—Tú estás sobria, ¿qué…

—Dijiste que deseabas tenerme frente a ti para poder escupirte todo lo que yo quisiera, ¿no es así? O acaso era más de las mentiras que escribiste en esa ¡puta carta! —lo miro directo a los ojos.

El cielo truena uniéndose a mi enojo, ambos nos estremecemos gritando nuestras desgracias. Mis nubes retienen las lágrimas en mi interior para no salir precipitadas e inundar aquel lugar. El aire nos bate haciendo el ambiente más melancólico; todos los dioses del mal tiempo danzan a nuestro alrededor para escupir las culpas y tragarnos las disculpas.

—Danger, solo deja que te explique por qué yo…

—¡No Charlie, no tienes que explicarme nada! Tuviste dos años para acércate y explicarme lo que quisieras pero no quieras venir ahora a inventar excusas pendejas sobre lo cobarde que fuiste —Bebo de nuevo de la botella y lo miro con desprecio—. Y todavía así, te acercas a ¡mi amiga! Mi única amiga que me queda y pretendes meterte con ella para acercarte a mí, ¿o vas a decirme que me equivoco?

SOBRIA, DANGER...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora