CAPÍTULO 58

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Dos años y un día. Al fin un día después del veintidós.

Para mamá:

Mamá, si estás leyendo esta carta, lo siento mucho. Creo que ya sabes lo que sucedió o lo que está a punto de suceder. Perdón por ser tan débil y cobarde, perdón por defraudarte y no poder salir adelante, por causarte todo este dolor, pero... no pude, no iba a poder.

La muerte de Eider me devastó, el alcoholismo me alcanzó, la bulimia me consumió, no supe cómo manejarlo y preferí no lidiar más con eso.

Espero que mi coartada haya sido la menos dolorosa para ustedes, probablemente no deba decirlo porque no quiero hacerte sentir culpable, en realidad es así, no es culpa tuya, es solo mía. Por meses planeé la forma de partir de este mundo, todas y cada una de las formas eran duras pero tenían un mismo fin. Morir. Intenté vivir mi vida, intenté olvidar, ser feliz pero no supe hacerlo.

No voy a poder soportan esas sesiones de tortura en donde mi cuerpo recibe descargas eléctricas mientras yo permanezco en un trance de recuerdos atormentadores. Tampoco tengo la fuerza para permitir que me encierren en un psiquiátrico, rodeada de chicos mucho más dañados que yo.

La vida fue tan cruel conmigo, tanto que preferí poner pie frente a ella y dejar de darle el gusto de verme sufrir.

Los recuerdos, las botellas, los vicios, mi cuerpo, fueron suficientes para sumirme una profunda depresión de la que no pude salir. No te preocupes por mí, ahora estoy donde quería estar. Desde arriba los cuidaré y seré su ángel guardián, sé que en vida no pude cuidar de ustedes, desde arriba será distinto.

Te pido que abraces fuertemente a Di, hazle saber que también le he escrito una carta, la he dejado bajo la lámpara de su buró izquierdo. A Susy dile que no tiene por qué disculparse conmigo, que me disculpe porque soy yo la que no supo valorarla. Dile que no deje de salvar vidas y llenar de sonrisas a cada uno de sus pacientes. Quisiera haberle entregado su carta yo misma.

En mi buró izquierdo encontrarás una pequeña caja negra, dentro están los recibos de parte de los gastos funerarios, dinero en efectivo para cubrir los que hacen falta y una lista de personas a las que también les escribí una carta. Tranquila, son solo 4 cartas más la de mi sobriedad. El dinero suficiente, no quería que te preocuparas por el funeral, por eso me he encargado yo.

El dinero que se encuentra en mi cuenta bancaria es parte de la pensión que papá pagaba desde que era pequeña, es suficiente para lo que haga falta y el restante te pido que lo dones a mi grupo de apoyo para los chicos que pasan situaciones similares a la mía. Ayúdalos por favor, quitarse la vida no es una decisión fácil. Abraza a Eli con todas tus fuerzas hasta que los brazos se te cansen, ella va a necesitar ese abrazo. Dile que siento mucho no haberle dedicado unas últimas palabras... Esther y yo vamos a cuidarla por siempre.

Te pido que nadie siga mi ejemplo, no tengo el derecho de pedir algo así lo sé... No me lloren mucho, no estén tristes por mí, yo estaré feliz corriendo por ese enorme campo de flores que muchos describen, o probablemente en una estación de tren esperando mi vagón.

Fuiste y seguirás siendo la madre perfecta, no hiciste nada mal, fui yo la que lo hice.

Te amo y te amaré desde donde me encuentre. Recuérdenme como a ustedes les gustaba verme. Me espera un largo viaje en el que algún día nos encontraremos.

Los extrañaré. Gracias por cuidar de mí todos estos años mamá, estoy eternamente agradecida contigo.

Con cariño, tu dolor de cabeza. Tu Dangi.

SOBRIA, DANGER...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora