La mañana comienza cuando abro los ojos. Miro una línea de sol escaparse a través de mi ventana. Unos segundos de silencio me acompañan, solo miro fijamente ese rayo de luz, ¿serás tú? Me pregunto a mis adentros y por alguna extraña razón sonrío. Eres tú. Salgo de mi cama y me pongo frente al espejo, comienzo a pensar que comer ya está haciendo efecto, eso me asusta, debo dejar de pensar en esto o hacer algo pronto.
Treinta minutos después bajo al primer piso, me pregunto si ya se han ido todos ya que no había escuchado ruido en toda la mañana pero, para mi sorpresa al bajar miro a todos reunidos en la cocina. Al notarme se separan sin discreción alguna, intento ignorar eso, todos actúan "normal" pero el ambiente es extraño, algo tenso.
—¿Cómo estás? —. Di se acerca a mí y me toma de las manos, yo lo miro extrañada.
—¿Cómo siempre? —respondo confundida. Mamá le susurra algo al oído a Susy y ella solo asiente.
—¿Estás bien? —mamá se acerca a mí y me examina con la mirada. Di y Susy intercambian miradas de preocupación.
Miro todo alrededor intentando entender, hasta que mi mirada cruza por el calendario y después se detiene en él. En ese momento, siento los latidos de mi corazón más intensos. Veintidós. La mirada se me pierde, intento analizar todo, me concentro para contenerme. Di se acerca lentamente para darme un abrazo pero, instintivamente doy un paso atrás y regreso a mí.
—Estoy bien —digo inexpresiva mirándolo a los ojos. Busca algún tipo de tristeza en mi rostro y al no encontrarla asiente. Tomo una silla del comedor y me siento poniendo mis manos sobre la mesa.
Todos reaccionan después de unos segundos y siguen con lo que estaban haciendo. El desayuno fue incomodo, soltaban miradas entre sí para descifrarme, yo intentaba ignorarlas. Cuando acabamos, los tres salieron de casa casi al mismo tiempo y me dejaron ahí. Subí a mi habitación y me senté en mi cama por unos minutos, en silencio, mirando a la nada. ¿Cómo pude olvidarlo? Ah, claro, si se cómo. Tomo mi mochila para sacar las pastillas y tomarlas antes de que las olvide. Arrugo la frente al notar que se siente vacía.
—Mierda —. Me pego la frente con la palma de mi mano. Dejo salir un gruñido— Estúpida —digo entre dientes.
Ayer mientras ayudaba a Nicolas olvidé que dejé el block de dibujo, de seguro él debió de haberlo guardado, solo espero lo cual no creo, que no lo haya revisado.
Cuando es hora salgo de casa para ir a terapia, tomo el bus y me encuentro ansiosa por verlo de nuevo solo para que me devuelva lo que olvidé. En la parada en la que usualmente sube, miro a la gente subir y no lo veo a él, siento ansiedad cuando el bus comienza a avanzar pero, por fuera escucho un grito, miro por la ventana y aparece corriendo hasta subirse junto con una chica más. Una sonrisa discreta aparece en mí y al instante desaparece cuando miro a una chica pelirroja intentando sentarse alado mío. Levanto la mirada seria, ella entiende y toma asiento del otro lado, pero sonríe al ver subir a la chica que subió junto con él así que se sientan juntas. Nicolas llega hasta mí, se ve agitado, se sienta e intenta tranquilizarse.
—No debiste correr —le digo en mi tono normal, el cual ahora que lo analizo si suena algo intimidante.
—Tenía qué —sonríe ya más tranquilo.
—Yo ayer, olvidé...
—Sí, aquí lo tengo —. Toca su mochila.
—Devuélvemelo —digo algo nerviosa.
—Mmm —me examina— tal vez luego, cuando nos veamos por la tarde.
—Hablo en serio, devuélvemelo —lo miro seria.
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SOBRIA, DANGER...
Ficção AdolescenteMis manos tiemblan, el corazón comienza a latirme más rápido, su voz... El móvil cae de mis manos. En la pantalla ha dejado de correr la llamada y solo puede verse su nombre, quien diría que sería la última; quien diría que incluso estaría con él ha...